Angel Di Maria PSG vs Bayern Munich Champions League final 2019-20Getty Images

La Champions League ya no habla en criollo

Exactamente diez años atrás, la Champions League era más albiceleste que nuncaCon un Diego Milito estelar, la capitanía de Javier Zanetti, la seguridad de Walter Samuel y el despliegue de Esteban Cambiasso, el Inter de los argentinos se coronaba en el Santiago Bernabéu: un equipo italiano, con la mitad de sus futbolistas nacidos en el país sudamericano, conquistaba Europa. Una década después, con la consagración de Bayern Munich frente a Paris Saint-Germain, la cuenta de años consecutivos sin que un criollo levante la Orejona ya llega a cinco. Una tendencia que explica mucho sobre la historia reciente de la celeste y blanca.

Desde que el Barcelona de Lionel Messi y Javier Mascherano festejó en el Olímpico de Berlín frente a la Juventus de Carlos Tevez y Roberto Pereyra en 2014/15, ningún argentino pudo volver a celebrar en el torneo de clubes más importante del planeta: ni el Real Madrid del triplete en 2015/16, 2016/17 y 2017/18, ni el Liverpool de la temporada pasada ni este Bayern tenían jugadores albicelestes en sus plantillas. En el mismo período, por sólo citar un ejemplo, siete brasileños distintos alzaron la copa: Marcelo, Casemiro y Danilo con el Merengue, Fabinho y Roberto Firmino, con los Reds y Philippe Coutinho, con los bávaros.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

¡QUÉ FINAL! . BAYERN venció al PSG y se coronó campeón de la Champions League por sexta vez en su historia

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Más allá de la curiosidad estadística, esta racha pone de manifiesto una realidad que preocupa: cada vez son menos los futbolistas argentinos con roles preponderantes en los equipos más importantes del planeta. Mientras Francia copa los equipos campeones de cualquier competición de la mano de una generación joven que no deja de asombrar, Inglaterra empieza a exportar sus talentos por fuera de sus fronteras, Alemania se renueva impulsada por una camada de entrenadores que marca tendencia en el mundo, Argentina ya no parece ser la usina de talento global que nutría al resto del globo. Un dato: entre los 60 finalistas de este año al premio Golden Boy -el galardón internacional a los mejores futbolistas Sub-20- sólo hay un albiceleste, el central Nehuén Pérez, que pertenece a Atlético de Madrid pero viene de jugar en Famalicao, un club menor de Portugal.

Es cierto, de las cinco últimas finales de la Champions, sólo en una no hubo criollos implicados, la que jugaron el Madrid y Liverpool en 2018. En todas las demás hubo al menos uno en el equipo perdedor: antes de este año, Augusto Fernández fue titular en el Atleti de 2016 (además de Diego Simeone en el banco), Paulo Dybala y Gonzalo Higuaín jugaron desde el arranque en la Juve de 2017 y Mauricio Pochettino fue el entrenador del Tottenham de 2019. Salvo el Pipita, que en ese momento se encontraba en un exilio autoimpuesto y recién volvería un año después, ni Augusto ni la Joya tuvieron nunca roles preponderantes en la Selección. Esta vez fueron tres los albicelestes implicados en la definición: Ángel Di María y Leandro Paredes estuvieron desde el arranque y Mauro Icardi lo vio desde el banco.

Fideo, que jugaba su segunda final tras su muy buena actuación en la consagración de 2013/14 en el Madrid, estuvo más que a la altura de la circunstancia y fue el mejor de su equipo en Lisboa, a pesar de que Thomas Tuchel lo reemplazó a diez minutos del final (¿para no sacar a Neymar?). Una actuación que vuelve a abrir la discusión sobre si merece una enésima oportunidad en el combinado nacional, al que no volvió a ser convocado luego de la Copa América del año pasado.

Paredes, por su parte, tuvo su gran oportunidad en el club galo. El mediocampista, que en un año y medio en París nunca había logrado afianzarse en el equipo titular, ingresó al once a partir de la lesión de Marco Verratti y se ganó su lugar tras su buena actuación en la semifinal. Contra el Bayern, tras un muy buen primer tiempo, su influencia bajó y Tuchel lo reemplazó a los 15 minutos. Más allá del resultado final, sigue demostrando que puede ocupar el rol de mediocentro defensivo que le pide el DT del seleccionado.

Lo de Icardi, en tanto, es más llamativo. Titular en el primer partido en la burbuja de Lisboa, el centrodelantero no rindió como se esperaba y, a pesar de ser el goleador del equipo en la competición, no volvió a saltar al campo de juego. El rosarino, que ya había visto desde el banco la semi contra Lyon, no fue utilizado ni siquiera para ir a buscar la heróica contra el conjunto alemán: el entrenador prefirió mandar a la cancha a Choupo-Moting, héroe de los cuartos frente a Atalanta. Si bien PSG hizo recientemente uso de la opción de compra que tenía con Inter, el futuro del atacante ahora parece incierto.

Tan poco claro como quién será el próximo argentino que podrá levantar una Orejona que ya se olvidó cómo se besa en criollo.

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