OPINIÓN
Tan cierto es que hay una campaña desde hace años de acoso y derribo a Gareth Bale, como que el galés del Real Madrid pone bien poco de su parte para que la cosa cambie. La última del extremo blanco ha sido ponerse la mascarilla de antifaz y echarse una siesta en la grada del Alfredo Di Stéfano mientras su equipo se jugaba LaLiga contra el Alavés. La imagen, como no podía ser de otra forma, está dando la vuelta al mundo y vuelve a situar a Bale en la diana, para regocijo de muchos, que van a volver a utilizar al galés como muñeco de 'pim, pam, pum', aunque esta vez será con razón.
Es cierto que Bale lleva más de año y medio con casi los dos pies fuera del club, y si aún sigue en nómina del club de Concha Espina es porque nadie está dispuesto a pagarle lo que cobra. Sus últimas temporadas son de un nivel ínfimo y sonrojante para un futbolista de su talla, pero la campaña de desprestigio viene de más atrás, incluso cuando el futbolista marcaba goles que hacían a su equipo conquistar Copas de Europa.
Captura GolLa sensación desde fuera es que Bale ya ha decidido ponerse el mundo por montera y lo único que está haciendo es dar pábulo a sus críticos para que estos saquen la artillería. Desde la famosa bandera de 'Wales. Golf. Madrid. In that order", pasando por abandonar el Bernabéu antes de tiempo, mientras sus compañeros están jugando, a finalizar durmiendo en la grada con LaLiga en juego. Así no, Gareth.
Ya son cuatro partidos consecutivos en los que el de Cardiff no juega ni un minuto. Zidane, que ha intentado recuperarlo varias veces, parece que se ha dado por vencido. No jugar no legitima a Bale -ni a nadie- a dar esa imagen de desdén y apatía, además de ser una falta de respeto hacia sus compañeros.
Coincido en que la campaña de acoso y derribo al futbolista ha rozado en algunos momentos lo dantesco, pero con imágenes como las de ayer es dar fuerza a esa campaña que hay en torno a él. El futbolista vuelve a estar a los pies de los caballos y esta vez la culpa es única y exclusivamente suya.
Seguramente a Bale y al Real Madrid no les queden más de dos meses de aguantarse, así que el futbolista debe hacer un esfuerzo por ser profesional o, por lo menos, parecerlo.



