EDITORIAL
Obsesionado como está el Barcelona en lograr un fichaje que oculte los fracasos con Marco Verratti y Dani Ceballos así como el sonado adiós de Neymar Da Silva, se ha olvidado de los jugadores con los que no cuenta: Munir El Haddadi, Sergi Samper, Thomas Vermaelen y Douglas Pereira. Todos ellos estuvieron en la presentación del equipo antes de disputar el trofeo Joan Gamper ante el Chapecoense pero lo hicieron sin dorsal para luego saltar al terreno de juego ante el cuadro brasileño luciendo dorsales de futbolistas del filial.
Ello constata dos cosas. La primera, que el club no tiene sitio para ninguno de ellos. La segunda, que al Barcelona no le preocupa lo más mínimo el futuro de ninguno de los cuatro, aunque deban quedarse un año entero en el dique seco ante la falta de previsión de un club que no se plantea otra cosa que no sea venderles. Sin embargo, por los dos canteranos no acepta ofertas por menos de veinticinco millones de euros, muy por encima de su precio real de mercado, pues cabe recordar cómo el Valencia rechazó a Munir por 12 millones de euros hace un mes. Aun así el club pide el doble por él. Lo mismo sucede con Samper.
Próximo partido
Y ello tira para atrás a la mayoría de clubes que se han interesado por ellos. Porque el Barcelona no cede en sus pretensiones mientras los días pasan y la situación se enquista. Y no solo eso. También ha ido modificando sus planes a rebufo de la opinión pública, demostrando cierta falta de planificación que se le puede volver en contra, pues tradicionalmente no acudía al mercado sin haber resuelto antes las salidas. Esta vez las urgencias se acumulan y las salidas, con los 222 millones de euros que ha dejado el adiós de Neymar, ya no son prioritarias y no tienen viso alguno de resolverse.
Tanto Munir como Samper muestran buena predisposición ante la complicada situación que tienen ante si y ni siquiera han hablado para decir esta boca es mía. Sin embargo, fuentes cercanas a ellos aseguran en Goal que andan algo inquietos ante la falta de soluciones. Se deben al club con el que tienen contrato hasta 2019, igual que Vermaelen y Douglas, y están en disposición de ofrecer facilidades pero no tienen contacto con la cúpula ejecutiva desde hace días, y ello no hace más que alimentar sus dudas, porque los días pasan y saben que pueden acabar el verano en un equipo que no encaje con sus características.
Es una situación que no sería buena para nadie, pues los jugadores se estancarían y no se revalorizarían como hiciera Gerard Deulofeu, quien incluso ha conseguido convencer al Barcelona de su regreso a pesar de que en su momento el club prefirió a Munir. Hoy, la apuesta por Paco Alcácer y la obsesión por incorporar a Paulinho Bezerra chocan con la presencia tanto de Munir como de Samper, que no tienen sitio en el equipo pero tampoco la libertad para encontrar un destino satisfactorio para todos, también para el Barcelona.
