Ruben Uria BlogGoal

Algo que nadie quiere saber pero hay que denunciar

¿Quién designa a los árbitros que pitan cada partido de Liga? Probablemente, a los aficionados les importa un comino. Y seguramente, la mayoría desconoce quién les designa. Al grano: se hace constituyendo un comité compuesto por tres miembros. El primero, designado por la RFEF; el segundo, por LaLiga; y el tercero es un personaje de consenso entre ambas instituciones. La misión de ese comité, que se reúne dos veces al mes en Madrid, es designar los árbitros que pitarán cada jornada de Liga. Los que forman ese comité de designación son Velasco Carballo, presidente del Comité Técnico de Árbitros y representante de la RFEF; Antonio Jesús López Nieto, ex árbitro y representante de los clubes de la Liga y por último, hace meses, figuraba el ex colegiado gallego Evaristo Puentes Leira, hombre de consenso elegido por RFEF y LaLiga. A la hora de elegir los árbitros de cada encuentro, los miembros de la comisión se reúnen para elegir a los que consideran más óptimos. ¿Cómo funciona el asunto? Imaginen que Velasco Carballo llega con su lista de los que la RFEF considera como los mejores árbitros y entonces, se encuentra con que López Nieto, representante  de la Liga, le advierte de que un club considera que un árbitro en concreto no le gusta, o que ese club maneja una lista de árbitros que prefiere "esquivar". Suele pasar, con bastante frecuencia, que los árbitros que prefiere Velasco no coinciden con los que los clubes le trasladan a López Nieto, con lo que se fomentan, de alguna manera, las “designaciones a la carta”. Es decir, que si el Real Madrid no quiere a un árbitro, por ejemplo, se busca una alternativa. Si al Barça, por ejemplo, no le gusta otro colegiado, se busca un sustituto más "recomendable". Y si el Atlético de Madrid no quiere a dos árbitros propuestos bajo ningún concepto, se intenta cuadrar con alguno que sea de su agrado. Y así, en bucle, buscando un sistema de "equilibrios" que mantenga a los clubes, sobre todo a los poderosos, contentos. ¿Qué pasa si Velasco (RFEF) y López Nieto (LaLiga) no llegan a un consenso sobre el árbitro que debe pitar un partido? Pues hace unos meses entraba en juego la opinión de Puentes Leira, el hombre de consenso entre las dos instituciones. Por cierto ¿sigue Puentes Leira en ese cargo o ya no sigue?

Es decir que, con el paso de los partidos y las temporadas, todos los clubes tienen sus listas de árbitros preferidos y sus listas negras de colegiados a evitar. La pregunta es si un árbitro suele ser elegido para arbitrar a Real Madrid o Barcelona ¿cómo va a querer equivocarse contra ellos? ¿cómo no va a saber que esos clubes le eligen en detrimento de otros compañeros de profesión? ¿cómo no intentar equivocarse lo menos posible contra los clubes que le aseguran seguir pitando y por lo tanto, seguir cobrando? En realidad, lo que está pasando es un sistema vicioso de recusaciones encubiertas. Antes los clubes recusaban a diferentes árbitros, que automáticamente dejaban de pitar a los grandes. Ahora, los clubes influyen en qué árbitros les pitan y cuáles no, de tal manera que los árbitros que no suelen pitar a Real Madrid o Barça, saben que están siendo recusados, pero de una manera encubierta y consentida por un sistema que “premia” a los árbitros que son de su agrado. Colegiados que pitan siendo plenamente conscientes de que, cuanto menos se equivoquen contra los clubes que confían en ellos, mejor.

Hay más. Todos los clubes españoles pagan al año exactamente el mismo dinero para sustentar al estamento arbitral. La pregunta es ¿si Espanyol o Leganés pagan al año exactamente igual que el Real Madrid o el FC Barcelona al estamento arbitral, por qué los árbitros internacionales siempre suelen ser para el Real Madrid o el Barça? ¿No tienen el resto de clubes derecho a ser pitados por los mejores árbitros/internacionales cuando se juegan su futuro y en algunos casos, su permanencia? Pues por lo visto, no. Resulta que los clubes poderosos, los que en su día pusieron el grito en el cielo por un sistema de designaciones que se hacía por ordenador - y que era exactamente igual de justo para todos-, ahora tienen la sartén por el mango. 

Si un colegiado cobra alrededor de 300.000 euros por temporada ¿qué designación va a protestar y qué sistema va a criticar? Pues cero al cociente y baja la cifra al siguiente. No va a reprobar el sistema, ni a plantearse un cambio, ni a preguntarse por qué algunos árbitros siempre pitan a los más grandes y otros, a los pequeños. Si un árbitro cobra 300.000 euros por temporada, no tarda en tirar de calculadora. Sabe que en diez años se puede embolsar 3 millones de euros, más dietas y viajes aparte, por supuesto. Y claro, cuando ese árbitro sabe que pita a Real Madrid o Barça, los dos clubes más poderosos del fútbol español, sabe positivamente que tiene la confianza o al menos, el “visto bueno” de los grandes. Carta blanca para pertenecer a la elite del arbitraje y para tener claro que, si quiere seguir en la rueda, debe equivocarse lo mínimo posible en contra de esos clubes. El sistema es sencillo: quien controla las designaciones, controla el arbitraje. Y lo peor, como los propios árbitros saben, es que los clubes que más "controlan" las designaciones arbitrales son los mismos que luego se pasan la vida llorando de los árbitros. Hay que tener dureza facial. En realidad, tienen la cara de cemento armado. Eligen árbitros a la carta para sus partidos y luego, si no les gusta su arbitraje, lloriquean en la prensa.  Y claro, esto es algo que nadie quiere leer, pero que se tiene que denunciar. El sistema es una auténtica vergüenza. 

Rubén Uría

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