Joao Felix Atletico Madrid 2022-23Getty

A contar billetes

Atlético de Madrid, Valencia, Wolverhampton, Benfica, Besiktas y más clubes de los que caben en este artículo, son clientes habituales de ‘Supermercados Mendes’. Y cada vez que tienen que abrir un huevo ‘Kinder Sorpresa’, para bien o para mal, siempre saben lo que les va a tocar. LQDM. Lo que diga Mendes. Si el club en cuestión necesita un fichaje, aparece el ‘Señor Lobo’. Y si hay que vender mercancía, también. Los fenicios crearon una red de colonias y comercio en el Mediterráneo y Mendes, que es el fenicio del fútbol mundial, sabe que el dinero nunca duerme. Hace meses que Mendes trabaja, sin desmayo, para sacar a João Félix del Atlético. Lleva semanas aireando y repitiendo, a todo hijo de vecina con el que se cruza, que el chaval se quiere ir, que no se siente respetado y que está en venta. Malo para el Atleti, bueno para Mendes. Es como la banca. Siempre gana. 

Tras años instalado en la fase de negación, el pueblo colchonero se merendó, en pleno mundial, con Gil Marín abriendo el huevo ‘Kinder Sorpresa’. Lo abrió con sumo cuidado, hincó el diente en la fina capa de chocolate, descubrió la cápsula de plástico y apareció la figurita de Mendes. Sorpresón. Gil aseguró que João Félix era la apuesta más grande del club en esta temporada, que cree que tiene el máximo nivel, que su relación con Simeone no es buena, que no tiene minutos y que, aunque le gustaría que siguiera, lo más razonable es escuchar ofertas, porque la idea del jugador es salir. Traducido a futbolés y adaptado al idioma colchonero, el tema está más claro que el caldo de un asilo. Mendes se mueve y si llega una buena oferta, que aún no ha llegado pero llegará, el chico saldrá. 

Primero, la relación entrenador-jugador está rota. Entre caritas, petos, collejas verbales y torneos ‘cortitos’, no hay vuelta atrás. El técnico que tenía la obligación de sacar lo mejor del futbolista ha fracasado y el jugador que debía dar lo mejor de sí mismo, también. Segundo, cuando un jugador piensa en irse, ya se ha ido. Tercero, cuando un club expone un divorcio así en público, es porque la relación ya es tóxica. Cuarto, Gil antepone la figura de su entrenador, su ‘escudo humano’, a la de su apuesta personal. Quinto, si el luso la rompe en otro sitio, ese muerto estará en el armario de Simeone. Sexto, ningún dirigente haría estas declaraciones rebajando el precio de venta del jugador, salvo que la cosa esté más cerca de lo que sabemos. Por último, lo más doloroso, que hay algo peor que la salida y venta del portugués: que se quede cuando se quiere ir, que siga sin jugar y que el ambiente sea aún más irrespirable. En los despachos, en el vestuario y en la grada.

La gestión del fichaje de João Félix y su inminente venta son un fracaso. De todos. De la directiva, por el tamaño de una inversión millonaria que no ha dado fruto. Del entrenador, por ser incapaz de sacar lo mejor del chaval durante cuatro años. Y también del jugador, que no quiere seguir en un equipo en el que no ha sido el jugador que la afición necesitaba que fuera. Son legión los aficionados que creen que João triunfará lejos de Simeone. Y que la romperá, vaya donde vaya. Otros, una minoría, incluso admitiendo que João es un futbolista maravilloso, creen que quien no juega con el Cholo, no suele triunfar en la élite. El tiempo dirá. Ahora, es lo de menos. Partido liquidado. Pierde el Atleti, gana Mendes. El dinero nunca duerme. A contar billetes.

Rubén Uría

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