A principios de junio, nada más regresar Carlo Ancelotti al banquillo del Real Madrid, el entrenador y la dirección deportiva comenzaron a planificar la próxima temporada. En una de las primeras reuniones, el italiano transmitió una idea clara: Vinicius, como para Florentino Pérez, era intocable para él y confiaba en sacar su mejor versión. El tiempo, disputadas dos jornadas de Liga, le respalda: el brasileño ya suma tres goles.
Con sólo 55 minutos en las botas, Vinicius (21 años) es el pichichi del Real Madrid y el copichichi de la Liga, igualado con un Ángel Correa que casi le triplica en tiempo de juego (150). El carioca, en estado de gracia, vio puerta ante el Alavés con la cabeza, algo extraño en él, y contra el Levante con la izquierda, otra rareza, y con la derecha, el arma para un golazo de bandera.
Todos sus disparos, a puerta
Con un toquecito preciso y letal logró que su equipo arañase un punto que peligraba frente a los de Paco López, a los que previamente les había colado el 2-2 con una larga carrera, basada en la velocidad y la fortaleza, y una acertada definición. Convertido en el primer madridista en firmar un doblete como suplente desde Bale en la final de Cardiff, en 2018 (y el primero en Liga desde Chicharito en 2014), provocó además la roja por mano de Aitor, portero granota. Fueron las señales de que Vini empieza a calmarse para seguir creciendo.
Otra muestra la ofrecen las estadísticas: sus cuatro disparos de este curso han ido entre los palos, tres (75%) haciendo diana. Y a partir de los datos se puede intuir también una mayor madurez con la pelota: sólo ha fallado un 16,66% de los pases que ha dado. Con todo esto, a pesar de haber hecho una pretemporada más corta que la mayoría de sus compañeros por el subcampeonato con Brasil en la Copa América, Vinicius ha mandado su candidatura a Ancelotti para el once. El sábado (22:00 horas, Movistar LaLiga), para la visita al Betis, Carletto debe decidir si se atreve o se espera.
