Alan Ruschel volvió a nacer el 28 de noviembre de 2016, cuando salvó su vida milagrosamente en el accidente del avión que trasladaba al plantel de Chapecoense a disputar la final de la Copa Sudamericana. Y volvió a debutar este lunes en el Camp Nou: el defensor fue el el capitán del conjunto brasileño en el Trofeo Joan Gamper frente a Barcelona: se trató de su primer partido luego de la tragedia aérea que le costó la vida a 71 personas.
El mediocampista salió a los 35 minutos del primer tiempo tras una gran ovación.
Ruschel, uno de los únicos tres futbolistas que sobrevivió a la tragedia junto al central Hélio Neto y el arquero Jackson Follman, llegó a tierras catalanas con el primer grupo de futbolistas de Chape (el resto arribó sobre la hora del partido, luego de haber jugado el domingo por el Brasileirao) y se mostró muy emocionado por la posibilidad de regresar a las canchas: "Parecía imposible, pero estoy aquí, vivo y muy agradecido a Dios. Lo más difícil de la recuperación fue la parte psicológica, pasé por momentos muy difíciles. Las cicatrices que más duelen son las del alma, pero mi vida tiene que seguir".
El defensor, además, reconoció que sueña con poder cambiar su camiseta con Lionel Messi: "Sería un gran regalo, es el mejor jugador del mundo y uno de los mejores de la historia". Además, admitió que se quedó con las ganas de poder enfrentar a Neymar: "Hubiera sido bonito que jugara, soy fanático de su fútbol, es uno de los mejores del planeta. Pero es su elección, espero que sea feliz en París".
