No hay cómo. Universidad de Chile ya pasó el mes sin victorias, deambula en la zona intrascendente de la tabla del torneo local y Curicó se ha llevado un punto de oro desde el Santa Laura pese a que respetó en exceso a su oposición y recién llegó al gol sobre el minuto 90, justo tras el tanto de Ronnie Fernández que mantenía ilusionado a los 15 mil laicos en el Santa Laura, que vio público azul en Santiago tras dos años de pandemia, Rancagua y castigos.
Sin demasiadas variantes Santiago Escobar apostó por un rombo en el medio, pero Jeisson Vargas no ofició de llave para abrir la defensa tortera y Cristian Palacios deambuló por los exteriores de un ataque en el que no terminó de acomodarse. Sí Ronnie, a quien aplaude la gente y es el único que contagia a los suyos, que al menos en el segundo lapso le apuntaron al arco de Fabián Cerda tras 45 minutos sin siquiera dañar o dar avisos.
Se vació el estadio entre insultos para la dirigencia de la U, que armó un plantel lejano a la competitividad esperable para un conjunto con tal palmarés y ve cómo se le derrumba el proyecto con cada presentación. Más allá de la solidez de un José María Carrasco, la iniciativa de Israel Poblete y las salvadas de Hernán Galíndez, en los Leones pena una idea de juego y sobran las dudas.
El gol del ex referente del Wanderers sirvió para cumplirle a la gente, que con sus reclamos prácticamente cobró el penal ante la primera indecisión del juez Cabero por la mano de Matías Cahais, pero un descuido bastó para que Diego Coelho de cabeza cambiara sonrisas por decepción y desnudara una realidad preocupante: en esta U hay muchísimo por corregir, y fútbol al que darle forma para siquiera establecerse como un rival de peso para cualquiera.