A Jorge Sampaoli le pareció que la cosa se estaba yendo de foco. El foco estaba en él, en si se iba, en si se quedaba, en si Qatar, en si Holanda o en si Argentina. Mientras, el equipo se despedazaba. Lo sostenía su pasado. Entonces, citó a una reunión al presidente y le planteó que era necesario dejar de dar vueltas. Que el equipo necesitaba clasificarse a la Champions League y que el club necesitaba los ingresos por participar en esa competición. Que él tenía una cláusula y era un trabajador y se podía ir. Que tenían que tirar todos para adelante y cerrar la historia de la mejor manera. Entonces, ganaron dos partidos y empataron uno.
"Sampaoli nos reconoció que tuvo un acercamiento, una oferta de Argentina, pero nos centramos en lo que queda, ya nos jugamos mucho", comentó Pepe Castro, presidente del club, en la presentación del nuevo director deportivo, Oscar Arias, quien reemplaza a Monchi, alma de la institución. Lo hizo para blanquear el recorrido en el que entre la casa: hay que buscar un nuevo técnico, que puede ser desde Laurent Blanc a Eduardo Berizzo. Y tuvo suerte: porque cuando podía poner en duda toda la historia, Atlético Madrid perdió un partido clave contra Villarreal y dejó tres puntos que pueden ser fundamentales para clasificarse a la próxima Champions.
El Zurdo hablará en conferencia de prensa en la previa al encuentro contra Celta. Dejará en claro la misma postura que viene sosteniendo: ya lo llamaron desde la AFA, pero no se sentará cara a cara con Claudio Tapia para definir su futuro hasta que no termine el torneo. No es por el contrato, eso es una postura. Es porque mientras dirige a un equipo, que todavía está en competencia y no debe relajarse.
El presente no definirá el futuro: Sampaoli va a ser el técnico de la Selección argentina. Pero ahora es necesaria otra cosa. Entiende eso.
