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Quince años del debut de Messi: "No se podía saber que se convertiría en lo que es"


EDITORIAL

Faltaban diez minutos para acabar el partido. El Barcelona ganaba por la mínima al Espanyol en el Estadi Lluís Companys, donde los blanquiazules jugaban a la espera de construir su nuevo estadio, pero Frank Rijkaard sabía que podía pasar cualquier cosa. Tenía todavía dos cambios y el Espanyol de Raúl Tamudo se acercaba, cada vez con más frecuencia, a la portería que defendía Víctor Valdés. El técnico holandés se giró hacia el córner y le dijo a uno de los cinco chavales del filial que calentaban que se acercara a la zona de banquillos, que iba a jugar. El chico se acercó, se quitó el peto y se enfundó por primera vez en su vida la zamarra del primer equipo. Ese día lucía el dorsal 'treinta' y cuando ingresó en el terreno de juego fue la primera vez que el público leyó el nombre de Messi sobre las franjas azul y grana. De ello se cumplieron ayer quince años.

Fue el debut oficial del rosarino con el primer equipo azulgrana, un partido que sirvió para decretar el inicio de una era. Hasta los jugadores del Espanyol eran conscientes de ello. "Sabía quién era, tanto yo como los canteranos del Espanyol, sabíamos qué tenía el Barcelona en casa y que uno era él, le había visto en algún partido con el filial y sabía, en parte, de lo que era capaz" recuerda David García, lateral izquierdo blanquiazul y el jugador que se convirtió en el primer defensa que marcó a Messi en el fútbol adulto. "Aquel marcaje fue algo muy normal, él no era ni de lejos lo que es ahora a pesar de su talento innato, hoy está con confianza y ha crecido mucho, no tiene nada que ver con aquel partido" señala García, quien insiste en que "no recuerdo nada especial en su marcaje, fue como cualquier otro".

Sin embargo, lo que estaba por venir tenía poco de normal. Aquel chaval se convertiría, tres lustros después, en el jugador más laureado de la historia de un club centenario como el Barcelona y en el mejor jugador de todos los tiempos. David García admite que "no sabía que la calidad que atesoraba era tanta pero a fin de cuentas para estar con esa edad en esa plantilla algo importante debía tener", es decir, "intuía que iba a ser un muy buen jugador pero ni de lejos lo que ha sido". A él le tocó, sin quererlo, ser el primero de los cientos de marcadores que ha dejado atrás pero "la verdad es que en aquel momento no pensé en lo que iba a ser ni realizamos ningún marcaje especial, ni ese día ni en ninguno de los que vinieron después".

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Pero a nadie se le escapaba quién era aquel menudo Messi con el 'treinta' en la espalda. "Pensé que, como muchos chicos de las canteras del Espanyol o del Barcelona, estaba cumpliendo el sueño de debutar con su equipo siendo tan joven pero en el campo no piensas en eso". Messi no marcó ese día, tampoco asistió. Gozó apenas de ocho minutos que sirvieron de presentación de sus esláloms y que solo sorprendieron a los que no le conocían. "No me sorprendió en ningún momento porque ya le había visto en categorías inferiores, igual que no me ha sorprendido ver la carrera que ha tenido" recuerda el antiguo carrilero blanquiazul. En definitiva, "la calidad ya la traía de casa". Y desde entonces no ha dejado de crecer hasta convertirse en lo que es hoy.

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