Esta vez, no hubo que esperar más de tres décadas para volver a festejar: Racing se volvió a consagrar en el fútbol argentino y Avellaneda se viste de celeste y blanco. La Academia, que había levantado un título por última vez en 2014, se quedó con la segunda edición de la Superliga apenas cuatro años después de aquel certamen conseguido por Diego Cocca. Sin embargo, hay un jugador que no tuvo que esperar tanto para tener nuevamente un trofeo en sus manos.
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Fue a fines de 2017 cuando Nery Domínguez todavía jugaba en Independiente y se quedaba con la Copa Sudamericana 2017. Es cierto: no jugó ninguno de las dos finales ante Flamengo, pero sí llegó a disputar siete encuentros en el certamen y se colgó la medalla dorada en el mismísimo Maracaná. Esta vez, en un escenario bastante más humilde como lo es el Estadio José Dellagiovana, volvió a gritar campeón, pero con la Academia.
AFP
El ex-Central no es el único jugador a lo largo de la historia que celebró en los dos gigantes de Avellaneda, aunque sí es uno de los pocos que ostenta dicho logro. Antes de él, hay que remontarse a un reconocido jugador de la década del '90: Hugo Leonardo Perico Pérez. El volante surgió de Racing y consiguió la Supercopa y la Interamericana en el '88, pero en el '92, tras un breve paso por Ferro, fue transferido a Independiente, en donde consiguió la Supercopa y el Clausura '94.
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Otro que también cuenta con aquella Supercopa de 1988 en la Academia es Miguel Ángel Ludueña, reconocido mediocampista cordobés de la década del '80. Tras un año en aquel equipo de Alfio Basile, pasó directamente al Rojo, en donde levantó el Campeonato de Primera División 88/89.
Los últimos dos casos se encuentran en la década del '60: Norberto Roffo y Miguel Ángel Mori ganaron la Copa Libertadores y la Intercontinental en el Racing de José Pizzuti en el '67, pero ambos habían sido campeones antes en Independiente.
Roffo surgió de las inferiores del Rojo en 1960 y ese mismo año integró el plantel que se quedó el Campeonato de Primera División. La historia de Mori, sin embargo, merece una mención especial, ya que fue bicampeón de América en el '64 y el '65, pero luego pasó a la Academia a cambio de José Omar Pastoriza, para, en el '67, consagrarse en la vereda de enfrente.
