"Esto es como un hobby para mí", aseguró Esteban Andrada . ¿Cuántos pueden darse el lujo de defender el arco de Boca con semejante tranquilidad? Pocos. En cualquier otro caso, hasta podrían tildarlo de vendehumo . Pero no a él: no solo lo respaldan sus números, sino que, además, transmite una indescriptible sensación de que está realizando su trabajo sin ningún tipo de presión.
Si alguien pensó que la llegada de Marcos Díaz, hombre de Gustavo Alfaro, podía postergar al ex-Lanús, se equivocó. El Sabandija, ese apodo que le puso Agustín Marchesín, otro contendiente al arco xeneize, se transformó en el sostén del equipo en el inicio del nuevo ciclo y en ningún momento titubeó su lugar bajo los tres palos. Solo habría que ver los videos para entender que si el comienzo del Lechuga fue el mejor en los últimos 15 años, mucho tuvo que ver su arquero .
El 2-0 a Godoy Cruz, el 2-1 a Lanús, el 1-0 a Defensa y Justicia y hasta el 3-1 a Unión lo vieron como una de las figuras . Cuando peor la pasaban sus compañeros en la cancha, él apareció para mantener el resultado: contra el Tomba y el Halcón, sostuvo el cero a su favor (el 2-0 en Mendoza llegó a los 93 minutos); ante el Tatengue recibió un gol rápido, pero se recuperó para no permitir que los de Madelón amplíen la ventaja durante un primer tiempo en el que generaron varias situaciones; y, ante el Granate, se bancó algunas arremetidas en el final. También ante Belgrano (1-1) tuvo un gran partido (tuvo dos tapadas claves en el 0-0, especialmente un cabezazo a Lugo), aunque su actuación terminó opacada sobre el cierre por el empate de Lértora. Hasta en la goleada a San Martín de Tucumán se lució con tres voladas para permitir que el resultado sea tan favorable.
Pero no solo fue clave en aquel prometedor inicio de la era post Guillermo, sino también en este momento de vacas flacas: mientras a sus compañeros les costaba convertir (apenas dos goles en siete partidos sobre el final y en el comienzo del semestre), él sigue siendo la clave a la hora de sumar . Ante Huracán, en la primera fecha de la Superliga 2019/20, salvó al menos cuatro veces al Xeneize durante el primer tiempo. Y, después, fue importante para mantener el arco en cero frente a Aldosivi y en la serie de octavos de final de la Libertadores ante Athletico Paranaense. Y repitió contra Banfield por la cuarta fecha del torneo local, partido en el que Boca termina llevándose los tres puntos gracias a cuatro intervenciones excelentes del arquero, que acumula 30 vallas invictas en 44 partidos.
De aquel pibe que repartía uvas con su hermano para ayudar a su mamá solo queda el recuerdo que le permite tomarse la responsabilidad de ser el sostén del Boca de Alfaro con semejante calma. Y, por qué no, de la Selección argentina.