Los jugadores del Real Madrid celebran un gol ante el SevillaGetty Images

El Sevilla puso el fútbol, el Real Madrid la ambición

Real Madrid y Sevilla se medían en el Santiago Bernabéu con el liderato en juego. La derrota de la Real permitía a los hispalenses esa opción: ganando se colocaban líderes en solitario. Y la puesta en escena del equipo de Lopetegui hizo honor a esa posibilidad. En los primeros 45 minutos, el conjunto andaluz empequeñeció al cuadro madridista, al que bailó con balón y al que superó en todos los duelos sin balón. La sensación era que el Sevilla iba en avión y el Real Madrid en triciclo. Solo un error de Bono permitió a los blancos llegar al descanso con igualdad en el marcador.

Pero en la segunda mitad, el Sevilla no fue el mismo. Evidentemente, el desgaste físico pasó factura a los visitantes, pero el cansancio no te lleva a empezar a perder tiempo desde el minuto 60. Eso no lo hace un equipo que en la primera parte salió a colocarse líder de LaLiga, eso lo hace un equipo que no quiere ganar, un equipo al que le da miedo perder. 

El Sevilla no forzó la máquina y no supo, no pudo o no quiso darle el golpe de gracia a un Real Madrid, que no hizo un gran partido, pero que siempre compitió y que en la segunda parte hizo lo único que un club que quiere ganar LaLiga tiene que hacer siempre: irse a por los tres puntos. El equipo de Ancelotti mostró ambición, mostró alma de campeón y encontró premio gracias a un golazo de Vinicius Júnior. La moraleja de este partido es evidente: para ganar es más importante querer ganar que merecer ganar.

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