Luis Suarez Real Madrid Barcelona Supercopa 16082017Getty Images

El Barcelona se pierde en su propia revolución


EDITORIAL

Hacía falta agitar al equipo para sorprender al Real Madrid e intentar levantar el funesto 1 a 3 de la ida de la Supercopa de España pero el Barcelona se pasó de frenada y empezó el choque confundiéndose a si mismo más que al rival, lejos como está del fútbol de control con el que se hizo grande y que hoy vive en el Santiago Bernabéu, que sigue ampliando su palmarés con un librillo muy parecido al que no hace tanto habitaba el Camp Nou. Así, los hombres de Ernesto Valverde ni siquiera olieron la posibilidad de remontada.

Nada salió bien. Sergio Busquets pedía "no encajar goles" en la previa y Marco Asensio tardó apenas cuatro minutos en abrir el marcador. El técnico mantenía "mantener el estilo" y su once perdió hasta 55 balones durante el primer tiempo, demasiados para un equipo que siempre se caracterizó por su capacidad de conexión bajo cualquier situación. Ello aisló a Leo Messi y solo Sergi Roberto puso criterio en el juego azulgrana, lo cual no evitó que Karim Benzema anotara el 2 a 0 a poco para llegar al descanso tras la enésima pérdida de balón, en esta ocasión por parte de Javier Mascherano.

Las pérdidas condenaron al Barcelona. La falta de nivel exhibido a la hora de jugar el balón marcó la impotencia de los futbolistas azulgrana, perdidos en su propia propuesta. Naturalmente no hay que tomar decisiones precipitadas aunque urge liderazgo después de la falta de criterio en materia de planificación deportiva de los últimos años, que han dejado al equipo sin perfiles antes clave, como el de Xavi Hernàndez, huérfanos de relevo. "Hay que fichar, esto es obvio" apuntó Busquets. Y recuperar un rumbo, el que sea, aunque conviene no olvidar cómo al Barcelona nunca le fue bien sin jugar a lo que sabe.

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