El impacto emocional debe ser inigualable. Marcar un gol en un Mundial ya es diferente. Pero hacerlo en una final, ante Alemania, no tiene comparación. Eso le pasó a Marco Tardelli (Lucca, Italia, 24 de septiembre de 1954) el 11 de julio de 1982, cuando hizo el 2-0 parcial de Italia en el Santiago Bernabéu y ante 90 mil espectadores.
Los campeones que nunca jugaron un minuto
Sobre los 24 minutos de la segunda parte, el excelente mediocampista italiano recibió de Gaetano Scirea y, aunque parecía que un resbalón le haría perder el control del balón, logró sacar un remate imposible para Harald Schumacher. Acto seguido, enloqueció. Salió a gritar con los brazos abiertos, agitándolos una y otra vez. Estaba fuera de sí, como lo recordaría años más tarde.
“Sentí como un volcán que me salía, pensé en lo que había hecho en mi vida, en mi familia, en Italia”, evocaría en declaraciones para Canal +. "Scirea me dio el pase. Yo podría besarlo. Él está en el cielo ahora, pero todavía el beso llega allá. En ese momento yo estaba más allá de la locura. Entre todas esas personas, mis compañeros de equipo, en aquel momento, me había aislado de todo", rememoraba.
No era para menos. Había hecho un gol que iba a ayudar a la Azzurra a lograr su, hasta entonces, tercer título del mundo.
