El Atlas coronó su magnífico torneo, y este domingo 12 de diciembre llegó el anhelado título, venciendo fiel a su estilo al León desde los penales.
Los Rojinegros y su filosofía les demandaban tener una final así. Sufrieron, se mataron en cada esférico y contrario a lo que siempre sucedía, esta ocasión sí pudieron levantar el trofeo. Se acabaron 70 años de ayuno.
Si hay un nombre propio que debe ser destacado luego de este Apertura 2021, ese sin duda debe ser Camilo Vargas. Acostumbrados a ser una gran escuela de porteros, los Rojinegros decidieron en 2019 ir al mercado extranjero por el colombiano, que con solo tres años en la institución ya es una de sus máximas leyendas.
Camilo siempre ha sido un gran portero, pero durante muchos años ha vivido en la injusticia. Partido a partido demuestra los argumentos para ser considerado en los debates de los mejores porteros de la Liga MX o incluso candidato para ser titular en la Selección Colombia. Sin embargo, su perfil bajo a veces parece jugarle una mala pasada.
Debajo de los palos, es difícil encontrar en nuestro país a un guardameta más confiable. Es confiable, tiene unos reflejos envidiables y liderazgo para dirigir su zona defensiva.
En la Liguilla, vivió una montaña rusa de emociones. Es cierto que se equivocó en la semifinal de vuelta y en la final de ida, pero fue la figura en la tanda de penales y coronó así un torneo inolvidable.
El título representa un premio más que merecido para el arquero que disfruta trabajar bajo la sombra. En solo tres años, Camilo Vargas escribió su nombre en la gran historia del Atlas Futbol Club.