Brahim Díaz y un derbi de Milán en el que el Messi de Málaga quiere reinar San Siro

Tres meses después de cumplir 14 años, Díaz accedió irse al Manchester City. No importaba que no se le permitiera jugar en ningún partido oficial juvenil durante dos años, debido a las regulaciones de la FIFA sobre el movimiento de menores, una transferencia al Etihad Stadium era demasiado buena para rechazarla, en lo que respecta a Díaz y su familia.

"Los clubes no vienen al club, van a los padres", explicó posteriormente a GOAL el exdirector de la cantera del Málaga, Manel Casanova. "Tratamos de pelear, le ofrecimos un contrato con objetivos, objetivos deportivos, pero no pudimos competir con el City".

Cuando Díaz llegó a Manchester en 2015, Manuel Pellegrini todavía estaba al mando, pero Guardiola llegó al año siguiente, lo que aumentó de inmediato las esperanzas del número 10 de llegar al primer equipo por la vía rápida. De hecho, poco más de un mes después de la primera temporada del catalán al frente, Díaz hizo su primera aparición con el club. A la semana siguiente, puso lápiz y papel en su primer contrato profesional.

"Pep me ha dicho que siga trabajando duro", dijo Díaz en ese momento, "y que llegará mi momento". Pero no lo suficientemente rápido para Díaz. Se impacientó después de que solo le permitieran 15 salidas en todas las competencias en el transcurso de las próximas dos temporadas y media y se negó a extender un contrato que expiraba en el verano de 2019.

Como resultado, el City accedió a regañadientes a vender a Díaz al Real Madrid durante la ventana de fichajes de enero de 2019, por 17 millones de euro para evitar perderlo gratis seis meses después.

Guardiola se sintió amargamente frustrado por la partida de Díaz e insistió en que el club había hecho "absolutamente todo" para convencerlo de que se quedara. "Claro que irse al Real Madrid no es un mal paso", admitió, antes de añadir, "Ojalá pueda sacar los minutos que no tuvo en el último tiempo por muchas razones...".

Sin embargo, Díaz no lo hizo. Acabó jugando más al Fortnite que fútbol en Madrid. Eso se debió en parte a la pandemia, pero principalmente a su incapacidad para abrirse camino en la alineación titular, sobre todo con Zinedine Zidane, quien parecía tener poca fe en su talento.

Díaz insistió en que no tenía ningún problema con el francés y que no se arrepiente de su decisión de mudarse a Madrid, pero estaba claro que necesitaba irse después de solo 15 apariciones en la Liga, y solo un gol, en dos temporadas en el Santiago Bernabéu. Y ahí fue cuando llamó Paolo Maldini. Tal como había hecho con Theo Hernández, el director milanés identificó un diamante en bruto en el Madrid.

A decir verdad, todavía hay algunas aristas en el juego de Díaz que deben suavizarse. Su período de préstamo de tres años en San Siro ha presentado sequías terribles frente a la portería y preguntas constantes sobre su consistencia. No hay duda de su talento, por supuesto, pero para muchos es revelador que Díaz ahora está listo para jugar con Marruecos después de no poder debutar con España.

Sin embargo, además de aumentar su producción esta temporada (suma seis goles y otras tantas asistencias), Díaz conserva una capacidad innegable para dejar sin aliento con regates vertiginosos. En las recientes victorias del Milan sobre Napoli, en la Serie A y la Liga de Campeones, Díaz engañó tanto a Mario Rui como a Stanislav Lobotka con un juego de pies endiabladamente rápido en dos ocasiones distintas. En cada caso, la asombrosa demostración de habilidad condujo a un gol.

Stefano Pioli ha sido una parte integral de la mejora de Díaz, ya que el técnico del Milan nunca perdió la fe en un delantero que a menudo ha frustrado a los fanáticos. "Es un jugador completo, tiene calidad y espíritu de sacrificio", dijo el técnico del Milán a la Gazzetta. "Trabajo muy bien con él y me gustaría seguir entrenándolo".

Es probable que se conceda el deseo de Pioli. Maldini sigue muy interesado en extender la estadía de Díaz en Milán y es optimista sobre sus posibilidades de llegar a un acuerdo permanente con el Madrid por 22 millones de euros. Sería una venta que podría parecer barata.

Obviamente, Díaz no es un producto terminado, incluso cuando se acerca a su cumpleaños número 24. Pero precisamente por eso Pioli quiere aferrarse a él. Es muy consciente de que aún queda mucho por venir de Díaz y siempre ha insistido en que simplemente "necesitaba tiempo para madurar".

El colosal choque de semifinales de la Liga de Campeones del miércoles con el Inter ciertamente debería proporcionarnos la indicación más clara hasta ahora de cuánto ha evolucionado Díaz desde su tiempo en Manchester y Madrid. Con Rafael Leao fuera e Ismael Bennacer probablemente desplegado como una especie de centrocampista defensivo, gran parte de la carga creativa recaerá sobre los hombros de Díaz en el lado derecho del ataque.

Siempre ha creído mucho en su habilidad. Quizás demasiado a veces. Podría decirse que se ha visto frenado por su entusiasmo por avanzar lo más rápido posible, pagando un precio por su impaciencia. Pero es difícil ser demasiado crítico con un personaje que dice que en realidad "le gusta" la presión y espera que los fanáticos se diviertan tanto viéndolo como él jugando.

Entonces, aunque tal vez le haya llevado más tiempo de lo esperado llegar a este punto, todo lo que importa es que finalmente está aquí, disfrutando al más alto nivel. Efectivamente, en la noche del miércoles, el Messi malagueño bien podría ser la estrella de San Siro.