SOLARI REAL MADRID VALLADOLID LALIGAGETTY IMAGES

Un póker le debería dar a Solari la partida del banquillo del Real Madrid


OPINIÓN

Imaginen una mesa de casino en el centro de la oscuridad de una amplia estancia en el Santiago Bernabéu. Tapete blanco, obvio, con multitud de cartas boca abajo en el centro. Algunas de ellas eran de Julen Lopetegui, que perdió su all-in hace tiempo. Otras son de Roberto Martínez y Michael Laudrup, que se retiraron de la partida nada más sentarse a la mesa. Antonio Conte mira desde la lejanía, apoyado en la pared haciéndose el interesante, como si la partida en marcha no fuera con él. Dándole la espalda al italiano está Santiago Solari, pero éste sí está sentado a la mesa. Enfrente, Florentino Pérez. Sólo están ellos dos en la partida. 

Ambos se miran a los ojos, como tratando de engañarse con las miradas. Tapando sus intenciones. De pronto se lanzan guiños inquietos, como resoplan ansiosos. La partida llega a su fin, y ninguno sabe las cartas del otro participante. La plantilla, desde la caseta, ha dado buena parte de sus fichas a la apuesta del argentino. Pero nadie sabe si Florentino guarda algún as en la manga mientras Conte espera en la oscuridad de la estancia. No parece que tenga ninguna otra carta escondida, pero su rictus invita a la incertidumbre. Solari, cauto, ha pedido más cartas. Una más. Lleva un trío (de victorias), pero no se fía. Le falta la carta del Celta de Vigo para conjugar un póker. Y va a por ella. Porque está seguro de que con esa jugada ya sí que le ganaría la partida del banquillo al presidente del Real Madrid. Debería, al menos.

Santiago Solari Real MadridGetty Images

La jugada actual no es mala. En el presente curso, nadie ha juntado semejantes cartas siquiera: tres triunfos, once goles a favor y ninguno en contra, dos victorias fuera de casa después de no hacerlo desde agosto, la pareja Vinicius-Courtois luciendo... Sin embargo, con un póker de victorias se apuesta con mucha más seguridad. No obstante, hace siete meses –desde principios de abril- que nadie le saca a Florentino Pérez un póker de victorias. Fue Zidane, consumado maestro. Por eso Solari sabe que la carta del Celta podría darle la actual partida. Y crédito suficiente para siete meses más sentado a esa mesa de tapete blanco. 

Quién se lo iba a decir al argentino hace apenas tres semanas, cuando visitaba Vigo para jugar contra el Celta B con Vinicius en sus filas. Fue la última salida de ambos con el filial. Ahora ellos ejemplifican como ningunos otros las ilusiones y esperanzas del madridismo, que asisten impacientes a la resolución de esta partida. Vigo fue el omega de Solari en el Castilla, y puede ser el alfa en el primer equipo. De momento, ha jugado su baza mejor que nadie en esta partida. Le falta el toque de gracia nada más. En Balaídos se levantan por fin las cartas.

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