Felipe Mora Pumas Apertura 2018 230718Getty

Pumas, de la dependencia por Nico Castillo a la reconstrucción

Pumas sufrió un proceso de metamorfosis en el torneo Apertura 2018. La era de Nicolás Castillo quedó atrás y los universitarios debieron reinventarse sin la que era su mejor figura de todo el equipo al menos en las últimas dos temporadas. La primera muestra, en el debut ante Veracruz, ha sido positiva.

La actuación de los refuerzos y, sobre todo, la colectiva viene a confirmar la impresión que se tenía desde la pretemporada cuando los Felinos fueron de los primeros en amarrar sus refuerzos para sólo oficializarlos en el Draft. Desde ese entonces, la impresión consistía en que los Auriazules perdieron a una estrella pero supieron en qué piezas invertir para mitigar el efecto.

Castillo significaba omipresencia en la ofensiva de los dirigidos por David Patiño. Prácticamente hacía todo: desde botarse y jugar de 'pared', fabricarse sus propias acciones, cobrar los tiros libres y, por supuesto, definir dentro del área.

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Tener a alguien con esas características suele ser bueno en un plantel. Sin embargo corre el riesgo de transformarse en un peligro cuando se abusa y únicamente hay uno solo con esas facultades. Al final, los del Pedregal se limitaban en buena parte a la inspiración del chileno y rara vez alguien contribuía o construía con él.

Matías Alustiza parecía ser el socio ideal, pero el idilio inicial de las primeras jornadas se derrumbó a la mitad del semestre anterior. Ahora el Chavo arrancó en la banca y se vislumbra que tendrá un rol menos protagonista.

La culpa la tendría precisamente ese conjunto de engranajes con los que se decidió tapar la salida del 'todoterreno' Nico: Felipe Mora y Carlos González como '9' e Ignacio Malcorra como una especie de '10' o mediapunta, donde a veces se situaba el sudamericano.

XI Pumas

Mora posee la técnica de Castillo, el paraguayo el resorteo, juego aéreo y el factor sorpresa (como el disparo de media vuelta al travesaño tras recibir con la cabeza), y de Nacho la pegada de media y larga distancia.

Eso sin contar que con los aproximadamente ocho millones dólares, además de los seis por la transferencia de Jesús Gallardo al Monterrey, los de la Máxima Casa de Estudios igualmente trajeron a Martín Rodríguez. El exCruz Azul se desempeña como volante por izquierda aunque tampoco se le dificulta incorporarse a manera de extremo.

Es decir, con cuatro nombres, cada uno especializado en tareas muy particulares, ninguno sin llegar a ser un 'comodín' o un multiusos, los capitalinos intentaron reemplazar al ahora ariete del Benfica. De momento la apuesta les redituó. 

Habrá que esperar más fechas para saber si en verdad funcionó el experimento o si se trata de un espejismo. Al menos de algo Patiño se cercioró: la posibilidad de mayor variantes al frente en comparación con el Clausura.

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