Las primeras campañas del delantero de Chicoral con Atlético Nacional no tuvieron lugar a discusiones, goleador del campeón de la Liga Águila I, Dayro supo ganarse a la hinchada a fuerza de goles y entrega por la camiseta verdolaga.
Sin embargo, la indisciplina y un carácter demasiado fuerte en el terreno de juego, abrieron la puerta para la salida menos esperada y de la forma menos deseada.
Las cosas comenzaron a ir cuesta abajo hace aproximadamente un año, cuando Dayro causó polémica al ser filmado junto a Macnelly Torres en plena fiesta y en aparente estado de alicoramiento, hecho que no pasó a mayores pues los jugadores disfrutaban de su día libre, sin embargo, parte de la hinchada no quedó conforme con el manejo de la situación.
En marzo de este año, Dayro le propinó un cabezazo a un jugador de Alianza Petrolera, acto de violencia que costó una sanción económica y cuatro fechas de suspensión, en este momento la hinchada empezaba a perder la fe y a reclamar un rendimiento superior.
La vida personal de un jugador no debería de inferir en lo profesional, algo que siendo una figura pública es imposible y que en el caso de Moreno le ha jugado totalmente en contra, estando en boca de todos por varias situaciones alrededor de su relación con su ex pareja.
Mucho se habló acerca del papel del delantero en la salida de Jorge Almirón del club, algo que se quedó en rumores pero que ayudo para que su ya deteriorada imagen siguiera decayendo, mientras esto sucedía, su cuota goleadora seguía sin ser la mejor.
en fechas recientes se le había visto molesto en el terreno de juego, reclamando constantemente a sus compañeros por no darle la pelota o por entregársela mal, es recordado el incidente con Castellani y el definitivo ha sido su salida de la cancha del Atanasio, fuera de sí, rumbo a las duchas para buscar a Lucumí.
Nacional apunta a un despido con juta causa y apela a las situaciones anteriores para terminar el contrato del jugador de manera unilateral, mientras reitera las disculpas para los hinchas, pues Dayro no logró controlar su ímpetu y olvidó que el jugador del club debe ser integro dentro y fuera de la cancha.
