Las vueltas de la vida: ayer, ídolo como futbolista; hoy, convertido en director deportivo de Colo Colo. Marcelo Espina volvió al cuadro cacique, donde vivió grandes alegrías y donde disputó grandes enfrentamientos contra Universidad de Chile. En 2014, el argentino se encargó de destacar dos Superclásicos por encima del resto: uno se disputó en 1995; el otro, como no podía ser de otra manera, fue en 1996 y tiene la foto del banderín como símbolo…
Así describió el primero de estos duelos: “El primero que jugué en 1995 fue uno de los más importantes que me tocó disputar. Los motivos fueron varios. Uno fue que era el primero que yo jugaba y, la verdad, no tenía real dimensión de lo que significaba hasta que entré a la cancha. Realmente sentí a pleno lo que significaba ese partido para la gente. El otro motivo por el cual lo elijo es porque ganamos 3 a 0… Y además tuve la suerte de hacer los dos primeros goles”.
Así describió el segundo de los encuentros que quedaron en su corazón: “El segundo fue el del famoso festejo del banderín. Pero no fue por ese motivo que lo elijo, sino por dos razones. La primera es que nosotros ya habíamos sido campeones del Torneo Nacional y estábamos jugando la semifinal de la Copa Chile con la U. En la ida, habíamos perdido 3 a 2. Debíamos ganar 2 a 0 como mínimo para pasar. Y faltando muy poco para el final, hice el gol de la victoria (el primero lo marcó Basay), eliminamos a la U y pasamos a jugar la final que luego ganamos, haciendo el doblete”.
