Un poco más de 25 minutos frente a Reims en los últimos días de agosto. Hasta ahora, eso es lo único que el mundo pudo ver de Lionel Messi con la camiseta de Paris Saint-Germain. Sin embargo, mientras que en el campo ocurría poco, fuera pasaba mucho: pasado poco más de un mes desde su arribo a la capital francesa, Leo parece haberse adaptado perfectamente a su nueva vida después de haberse ido de Barcelona, su hogar durante 20 años.
¿Cómo hizo para acomodarse tan rápido a su nuevo hábitat? Goal accedió a detalles de la intimidad de estas primeras semanas del argentino en la Ciudad de las Luces.
Bienvenido a París
El rosarino, que había pasado la totalidad de su carrera con la camiseta blaugrana hasta su sorpresiva salida a comienzos de agosto luego de que el club le anunciara que no podía pagarle la renovación de contrato, jamás había experimentado en carne propia las sensaciones que implica ser presentado como el fichaje estrella de un club.
Por eso, Messi se sorprendió y quedó encantado con el recibimiento que tuvo el 10 de agosto tanto en el aeropuerto, en el Parque de los Príncipes y en las puertas del hotel Royal Monceau, donde todavía se hospeda junto a su familia y cuenta con todas las facilidades a disposición -transporte y seguridad personasl- por cuenta del club.
En Barcelona, Leo vivía alejado del bullicio de la ciudad, en su casa de Castelldefels, y rara vez aparecía por las zonas céntricas. Y ahora, desde su alojamiento en el corazón de la capital gala, ubicado apenas a 500 metros del Arco del Triunfo, el Diez y su familia se encuentran en plena búsqueda de un nuevo hogar, con la atención centrada en los suburbios occidentales de Paris, como las localidades de Vaucresson, Bougival -donde vive Neymar- o la más cercana Neuilly-sur-Seine, donde residen Leandro Paredes y Ángel Di María.
Una integración rápida al vestuario
Las imágenes que difundió el club en sus redes sociales con el primer ingreso de la Pulga al vestuario parisino dan una buena muestra de cómo fue recibido por sus nuevos compañeros. En PSG, Messi se reencontró con muchos amigos, algunos de muy larga data, y prácticamente no encontró problemas idiomáticos: en el plantel de Mauricio Pochettino se habla mayoritariamente en español.
Dos elementos clave en su rápida integración al grupo fueron, por supuesto, Di María y Paredes. El mediocampista central, de hecho, fue quien le hizo al nuevo fichaje uno de sus primeros regalos de bienvenida: pocas semanas después de su llegada, le obsequió un cuadro del artista local Kamal Hill que refleja la consagración de la Selección argentina en la Copa América. Su amigo Neymar también ayudó en los primeros días y sirvió la presencia de Raphinha, con quien también compartió plantel en Barcelona, y Verratti, con quien coincidió en las últimas vacaciones en Ibiza.
Según cuentan, los primeros encuentros con Kylian Mbappé y Gianluigi Donnarumma también dejaron excelentes sensaciones. Pero lo que sorprendió fue el afectuoso saludo de Sergio Ramos en aquel primer día de trabajo. Después de los históricos cruces entre ambos cada vez que se enfrentaban Barcelona y Real Madrid, algunos imaginaban que existiría cierta tensión entre ambos, pero esa cordial conversación difundida por el club no tuvo nada de orquestado: el español estuvo muy atento a conseguir que Leo se sintiera a gusto en la plantilla.
Las charlas con Pochettino
La primera conversación entre Messi y el entrenador de PSG se dio unos días antes de que se confirmara la transferencia. Y desde entonces, el diálogo del jugador es constante, tanto con el DT como con su ayudante Jesús Pérez, con quien desarrolló una muy buena relación.
El tópico principal de los primeros encuentros pasó por establecer cuál será el rol de Leo en el estelar once del equipo galo, pero las charlas no sólo fueron futbolísticas: Pochettino es conocido por interesarse genuinamente por la vida personal de sus dirigidos, con quienes suele construir buenas relaciones por fuera de lo meramente deportivo.
¿Cómo está desde lo físico?
Desde su primer día de entrenamiento, el jueves 12 de agosto, Messi aseguró que se sentía muy a gusto con sus nuevos compañeros. Aunque se incorporó más tarde que el resto y después de un mes de vacaciones, su estricta rutina de trabajo durante el descanso le permitió ponerse a la par del resto muy rápidamente.
Después de su viaje a Sudamérica para jugar por las Eliminatorias, que dejaron un susto por el golpe recibido frente a Venezuela, en la intimidad el rosarino reconoce que está ansioso por el debut en la Champions League contra Brujas, en el que será su primer partido como titular con su nueva camiseta.
