Un 2-0 amplio para lo que fue el trámite, injusto para los antioqueños, pero suficiente para que los Escarlatas ganaran su primer partido del torneo y de paso abandonara el penúltimo lugar de la tabla, aún con dos partidos menos pendientes en el calendario. América ganó, pero no le sobró nada.
Por el contrario, los dirigidos por Leonel Álvarez fueron un hueso durísimo pese a quedarse con 10 jugadores y recibir el primer gol en contra muy temprano. Las circunstancias adversas, en vez de cortarlas, le dieron alas a las Águilas para buscar al menos el empate y tuvieron a los locales contra las cuerdas por algunos momentos de la complementaria.
El América de Guimarães sigue en un proceso de construcción lento y de pocas evoluciones. Sin poder de contratación, armado con lo que pudo y con algunas herencias negativas que dejó el proceso anterior, el técnico campeón en 2019 aún no ha podido darle su impronta al 100%, pero ya empezó a surtir el combustible de la victoria que tanta presión generaba, para intentar encontrar un nuevo aire.
Ante Equidad, en Bogotá, el Diablo tendrá una nueva prueba difícil, frente a un equipo que es rival directo en la pelea hacia los ocho, que tampoco pasa un buen momento, pero que tiene encima los kilómetros de proceso que hoy le hacen falta al rojo y que de local no ha perdido. Buen reto para que Guimarães de un paso más hacia la convicción y la mejoría que tanto necesita el equipo a esta altura.
