Ronaldo

El punto débil de Cristiano Ronaldo en los penaltis

No son malos números. En el Real Madrid, y contando las tandas de penalti, Cristiano Ronaldo ejecutó 86 remates desde los doce pasos, de los cuales convirtió 73 y falló 13 (diez parados, un poste y dos remates afuera). Números que muestran una efectividad más que aceptable y que lo ubican por encima de varios otros que se hacen cargo de esa secuencia del juego. Pero, si se busca un poco más en el por qué, podría llegarse a una conclusión. CR7 tiene una debilidad.

Hay muchas formas de patear un penalti, pero básicamente se dividen en dos a niveles de altura: por arriba o por abajo. Luego, podrían entrar las direcciones: izquierda, derecha o al medio. Siendo más exactos, se podría tener en cuenta la potencia del remate: fuerte o suave. Y hasta la parte de la bota con la que se remata: con el borde interno, externo o el empeine. En ese análisis más bien meticuloso, Ronaldo muestra una diferencia de efectividad grande entre los remates que van hacia abajo de la portería y los que se dirigen a la parte alta del arco.

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Ronaldo

De los 13 penaltis que falló, sólo dos fueron por pegarle hacia arriba. El resto se trata de remates que van hacia abajo de la portería, sin apostar tanto a la potencia pero sí a la dirección. Sin embargo, parece quedar claro que algo en esa secuencia falla. ¿La forma en la que toma carrera anuncia demasiado la dirección? ¿Los remates no son tan esquinados?

De los 86 remates, 68 fueron por LaLiga (de 56 remates por abajo, falló 8; mientras que de 12 que se dirigieron hacia arriba, fracasó en dos intentos), 14 en la Champions League (si se tienen en cuenta las tandas de penaltis ante Bayern Munich en la temporada 2011/12 y Atlético Madrid en la 2015/16), uno en el Mundial de Clubes 2016 y tres en la Copa del Rey.

Diego Alves, que le atajó tres de los cuatro penaltis en el mano a mano, le adivinó siempre la intención. Lo cierto es que, cuando Ronaldo decide arriesgar y probar un remate más bien alto, su efectividad es mucho más alta, mientras que su decisión es la de pegarle bajo, lo más cerca de un palo posible, queda más expuesto a lo que le pasó ante Valencia en el Santiago Bernabéu.

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