55 momentos de MaradonaGetty Images

¿Cuántos Balones de Oro hubiera ganado Maradona?

Hay que alejarse de las comparaciones odiosas y encontrar un punto medio. Discutir sobre la eterna polémica de quién fue el mejor jugador del mundo no tiene demasiado sentido si por eso no se logra disfrutar a los grandes por igual. Pero una cosa muy diferente es intentar apreciar todo desde arriba, una posición en la que puedan verse mejor las cosas. Jugar, volar y analizar. En tiempos en los que todo parece pensado desde los resultados y números, el debate futbolero luce relegado. Hasta que se menciona a alguno de esos jugadores que rompen con los paradigmas, que son atemporales, que atraviesan generaciones, que parecen elegidos por los dioses del fútbol para descansar en un panteón selecto de inmortales.

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Sólo basta ver algunos de sus videos o recordar una que otra jugada. Hasta alcanza con cruzarse con una imagen de estos días en un entrenamiento liviano o un partido a beneficio en el que todos dejan que toque la pelota, patee despacito al arco y el arquero ni se mueva, sólo para que él vuelva a festejar un gol. Con muchos kilos de más y las rodillas de cristal a punto de estallar, pero alcanza. La forma de acariciar la pelota, el gesto de la mano derecha levantada como si quisiera pintar algún cuadro en el aire, la mirada perdida, sin apuntar a nada ni nadie, el pecho erguido como si estuviera a punto de disputar a una batalla. Y la lengua. La lengua siempre afuera, símbolo de la concentración absoluta y, principalmente, de la inspiración. Diego Maradona, quien murió a sus 60 años, todavía remite a la alegría, al encanto del juego, un arte que parece perdido hace mucho tiempo y tiene cada vez menos representantes dignos.

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En 1995, algún ejecutivo decidió terminar con años de destrato, cuando se le otorgó en París el Balón de Oro honorífico. ¿Por qué no había ganado el Balón de Oro antes? Por una simple razón burocrática. En los '80, la época de esplendor del argentino, la revista France Football no tenía en cuenta a jugadores que carecieran de nacionalidad europea, cuestión que corrigió recién en 1995. Y acá llega el momento de la magia: nada mejor que volver el tiempo atrás y analizar cuántos trofeos hubiera conseguido Maradona en caso de que no hubiese tenido restricciones.

PS Maradona Ballon D'or 06012016Getty Images / Goal.com

¿Cuántos Balones de Oro hubiera ganado Maradona?

En Barcelona tuvo chispazos de grandeza. En 1983, ganó la Copa del Rey en un equipo dirigido por César Luis Menotti que jugaba bien. En la Liga de España, terminó en el 4º lugar, con 11 goles en 20 partidos en la temporada 82/83 y la misma cantidad en la 83/84. Todo estuvo encaminado hasta el 24 de septiembre de 1983, cuando sufrió una grave lesión por una patada del vasco Andoni Goikoetxea, de Athletic Bilbao, que lo dejó afuera por seis meses. Ese año, el ganador fue Michel Platini, que terminó en el segundo puesto de la Liga de Italia con Juventus y fue goleador del torneo, con 16 tantos. El francés consiguió lo que ningún otro jugador: obtener el Balón de Oro tres veces consecutivas (83,84 y 85).

En 1986, Maradona hubiera recibido probablemente el único Balón de Oro unánime de la historia (en el 2009, Messi contó con el mayor porcentaje, con el 98,54% de los votos). El 10 argentino tuvo uno de los Mundiales más impresionantes, con cinco goles y actuaciones que quedaron marcadas para siempre. Ni siquiera hace falta mencionar lo que hizo ante Inglaterra, mucho menos contra Bélgica, en las semifinales. Ese mismo año, tuvo un segundo semestre brillante en Napoli. El ganador de ese trofeo fue Igor Belánov, que logró la Recopa de Europa con el Dinamo de Kiev y como jugador de la Unión Soviética perdió ante Bélgica por los octavos de final de México '86.

En 1987, tampoco parece haber muchas dudas. Fue como una extensión del año dorado. Salió campeón de la Liga de Italia con Napoli, con 42 puntos. Aunque no fue goleador del torneo, sí tuvo buena presencia en las redes, con diez tantos (en la temporada 86/87, promedió 0,41% goles por partido). Además, también consiguió la Copa de Italia, tras ganarle la final a Atalanta. El ganador de ese año fue Ruud Gullit, que jugó el primer semestre en PSV, donde la rompió, y el segundo en Milan, luego de una transferencia récord de 18 millones de euros.

A partir de 1988 comienza a haber algo más de polémica. Maradona tuvo un muy buen año. Fue el goleador de la Liga de Italia, con 15 tantos, en la que Napoli salió 2º. También la rompió en la Copa de Italia, donde hizo seis tantos en nueve partidos y terminó promediando 0,54% en el año (una mancha en el registro: no le fue para nada bien en la Champions League, donde quedó afuera tras perder ante Real Madrid en el primer cruce del torneo, que era por eliminación directa). El dilema está en un jugador que se quedó con el Scudetto: Marco van Basten. No sólo fue la figura de Milan sino también la gran estrella de la Eurocopa que ganó Holanda, con cinco goles. Sería justo remarcar que ese año el trofeo hubiera sido para el holandés. 

En 1989, la cuestión estuvo muy pareja. Maradona ganó la Copa UEFA como una de las grandes figuras, en un torneo que resultó ultra competitivo. Napoli dejó en el camino a Lokomotiv, Bordeaux, Juventus y Bayern Munich, entre otros equipos de jerarquía. Aunque la Liga de Italia se la quedó Inter, el conjunto del sur italiano terminó en el segundo lugar, en una muy buena campaña. El argentino marcó 19 tantos en 50 partidos, con un promedio de gol de 0,38%. Van Basten, que ganó el premio ese año, fue la gran figura de Milan, que consiguió la Champions League. Le hizo dos goles en la final a Steaua Bucarest. Sería injusto no marcar una diferencia de contexto: Maradona le dio alma a un equipo humilde y con pocos jugadores clase A. Van Basten, por el otro lado, se lució en un conjunto de estrellas en el que también estaban Franco Baresi, Frank Rijkaard y Ruud Gullit, entre otros fenómenos. Hubiera sido una de las votaciones más polémicas de la historia.

Promedio de gol Maradona PS 06012016Getty Images / Goal.com

Al año siguiente, el peso del Mundial fue demasiado fuerte. Lothar Matthäus, que tuvo una gran campaña en Inter, un equipo sin títulos en el año, fue una de las figuras de la Selección de Alemania en Italia '90. ¿Y Maradona? Salió campeón de la Liga de Italia, con 51 puntos. Hizo 16 goles en 28 partidos, en un torneo que Van Basten quedó muy arriba, con 19 tantos. En esta temporada, festejó 18 veces en 36 partidos. En el Mundial, que Argentina terminó en el segundo lugar, una brutal lesión en el tobillo izquierdo lo condicionó demasiado, aunque regaló algunas joyas, como la extraordinaria jugada ante Brasil, en los octavos de final, que terminaría con el gol del triunfo de Claudio Paul Caniggia. Es probable que el año del Diez haya sido el mejor, pero Matthäus se quedó con el premio más grande.

Para 1991, la historia cambió para siempre. Maradona tuvo problemas con el doping y prácticamente no volvería a mostrar su mejor versión, salvo algunos chispazos, especialmente en el Mundial 1994.

En definitiva, hubiera ganado al menos dos Balones de Oro (1986 y 1987). Si los votos lo hubieran ayudado, podría haber sumado al menos dos más (1989 y 1990). Lo cierto es que sólo la regla impidió que el 10 tuviera sus trofeos. Son, a la larga, premios que tienen que ver mucho más con el fútbol de hoy que con el de antes. Al fin y al cabo, a Maradona nunca se lo recordó por vitrinas repletas de copas. El Maradona más recordado es uno que no tiene comparación y difícilmente pueda ser igualado: es el que llevaba la pelota con la lengua afuera, retrato del potrero y la desfachatez. Es el que transformó al fútbol en otra cosa.

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