MorataGetty Images

Atlético de Madrid: ilusión toda, euforia cero

Las pretemporadas no sirven para nada. Lo que cuenta son los partidos oficiales. Y el fútbol, como decía Luis, es ganar, ganar, ganar y volver a ganar. El Atleti puso la primera piedra en una Liga que será exigente, dura y complicada. Sensaciones, buenas. Euforia, cero. Queda un mundo. El debut en Getafe confirmó la realidad colchonera: el Atleti no es favorito a nada, pero sí es aspirante a todo. Con el Madrid en su papel habitual, de megafavorito por méritos propios (doblete Liga-Champions) y el Barça emparedado entre fichajes y palancas, el Atleti asoma la cabeza fiel a la prótesis que más le gusta: poco ruido y muchas nueces.

Es pronto para sacar conclusiones definitivas con el Atleti, pero sí hay cuestiones que merecen mención. La primera y más importante: Simeone le ha dado las riendas del equipo a Joao Félix, que cada día que pasa está más regular, más rápido y más maduro. Que el luso es un jugador escandalosamente bueno es un hecho indiscutible. Es el socio de todos, hace mejor a todos y es el mejor de todos. Si las lesiones le respetan (le pegan muchísimo en todos los partidos) y los tobillos no le juegan una mala pasada, este puede ser el año de Joao. De él se pide que deje de ser un futbolista de jugadas y sea un futbolista que decida partidos. Está en ello. Cada día interpreta mejor lo que necesita el equipo. Y si él está feliz, el Atleti vuela.

Más nombres propios. Con Joao al lado, Morata puede multiplicar sus prestaciones. Álvaro está fino, potente y concentrado. No es Van Basten, pero con el portugués al lado y si se lo cree, puede hasta que lo parezca. Tira desmarques, presiona, se faja, baja balones y además, está teniendo contundencia en el área. Eso vale oro. Otras dos piezas que merecen mención son Axel Witsel y Saúl Ñíguez. El belga debió llegar hace años y no es ningún meritorio, pero tiene aplomo, clase, experiencia y calidad para conseguir algo precioso para Simeone. Darle al equipo una salida limpia de balón. Eso, juegue de central o mediocentro, también vale oro. Tanto, que a Witsel es le podría empezar a poner cara de Tiago. Al otro lado de la ventanilla asoma Saúl, que ha vuelto al lugar del que jamás debió salir, su casa. Está punzante, está con fuerza, se incorpora con peligro, se entiende de cine a Joao y no para de crecer. Simeone necesita al mejor Saúl, el Atleti necesita al mejor Saúl y Saúl necesita al mejor Atleti. Todos, visto lo visto, están en el buen camino.

Último asunto, Antoine Griezmann. Salió de suplente, marcó un golazo y jugó buenos minutos. Con él todo está cada día más claro: Ni antes había que 'matarle' porque no tuvo una buena temporada, ni ahora hay que pedir el Balón de Oro porque marcó después de muchos partidos sin hacerlo. Antoine no ha callado bocas. Ha cumplido con lo que se espera de él. Su nivel es y debe ser el que se vio en Getafe. Gol, calidad y ayuda en defensa. Esta es la versión de Antoine que el Atleti necesita. Ojalá que dure. Ni antes era el peor del mundo, ni ahora es Balón de Oro. No ha callado bocas. Ha hecho bien su trabajo y la esperanza de todos es que lo siga haciendo. Implicación siempre ha tenido. Ahora tiene acierto. Que dure.

Dicho eso, euforia cero. Al comienzo del verano los atléticos se querían tirar de un puente porque no se iba a fichar, porque la camiseta era (y es) un engendro y porque había quien decía que llegaba Cristiano (en círculos atléticos, 'Cipriano'). Hoy los atléticos sonríen, ven que su equipo está jugando bien y ya hay quien vuelve a tener la ilusión por las nubes. Calma. Ni antes tan malos, ni ahora tan buenos. Hay cosas que corregir: hay que mejorar mucho los centros laterales y hay que dejar de dar ese pasito crónico atrás cuando el equipo domina. Este equipo ya no está hecho para marcar, replegarse y contragolpear. Eso ya es pasado y ahora este equipo tiene otra naturaleza. Necesita tener balón y cuanto más tiene, mejor juega. Simeone lo sabe y por eso le ha dado las riendas a Joao. Ilusión, toda. Euforia, cero. Partido a partido. Villarreal.

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