América de Cali 2020@Dimayor

América se hizo fuerte en el Pascual y sueña con el título ante un desdibujado Santa Fe

El primer capítulo de la gran final del fútbol profesional colombiano estuvo cargado de goles y emociones, principalmente para el equipo que oficiaba como local en la cálida noche del Pasc ual Guerrero, pues fue el América el que se dio un festín ante un rival que se quedó corto dentro del terreno de juego.

Santa Fe pecó por exceso de timidez y de respeto por el rival, permitiéndose errores que no había cometido a lo largo de todo el torneo, flaqueando en defensa, entregando mal en medio campo y sin contundencia alguna en ataque, entregando la iniciativa a un cuadro americano que supo qué hacer con cada balón que se acercó al arco de Castellanos, que nada pudo hacer para evitar el abultado marcador.

Para el América, la formula de antaño sigue funcionando, sólidos atrás y con un Duván Vergara que entendió desde el primer momento que se estaba jugando una final, acertado, velos y determinante, como ha sabido serlo a lo largo de todo el año, fue el director de orquesta de un equipo que fue ampliamente superior a su rival y que dejó una buena parte del título en el bolsillo, a falta de 90 minutos.

Serie que se inclina con fuerza del lado de América, un resultado de tres goles a favor le da un claro favoritismo a la hora de pensar en el posible campeón, pero lo partidos hay que jugarlos y quedan 90 minutos en casa de Santa Fe, donde el Cardenal está invicto y sabe aprovechar la altura y el terreno para hacer mucho daño, por lo que el partido de regreso promete estar para alquilar balcón, con León herido y un América que no se puede confiar si es que desea revalidar el título obtenido hace un año.

Santa Fe debe replantear todo su juego, en honor a no perder el gran trabajo que realizó con disciplina y regularidad a lo largo de la temporada, mientras que América vuelve a levantarse de las cenizas, apenas hace unas semanas sufría para clasificar y hoy está a puertas de conquistar su estrella número 15, demostrando que en lo increíblemente dinámico que es el universo de la pelota, todo puede pasar.

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