Como si se hubiese puesto la grabación del partido del pasado miércoles por la Sudamericana, nada cambió entre América y Medellín en el partido esta vez correspondiente a la fecha 11 del campeonato colombiano. El Diablo volvió a flaquear ante un rojo que volvió a ser Poderoso en el Pascual Guerrero.
Y es que el factor psicológico que cargaba el Escarlata por la eliminación internacional se hizo aún más notorio al minuto y medio, cuando Arregui silenció el estadio y revivió la mala noche de entre semana. América falló, principalmente y una vez más, en defensa con unas facilidades inaceptables para un equipo profesional y trabajado por más que la idea principal pase por hacerse fuerte desde el ataque, algo que tampoco anduvo fino esta noche.
Medellín, sin casi nada qué perder, aprovechó el aire en la camiseta para saber esperar, jugar a un toque, pasar rápido al ataque y explotar cada espacio que el rival dejó en la última zona. Hasta en el tiro libre, donde ya se sabía que Cadavid remataba con potencia, América dejó pasar el tren y vio como se aplicaba la ley del ex con tremenda facilidad. Misma situación vivida con los penales que Mosquera Marmolejo le atajó a Ramos en los minutos finales.
La reacción local en el segundo tiempo fue insuficiente, tanto como el golazo de Quiñónes que, al igual que el de Ramos el miércoles, solo sirvió para una exigua ilusión de la hinchada, pues de ahí en adelante no bastó con la intención mostrada, tanto desde Osorio con los ingresos de Pino y Quintana, como por la actitud del equipo. América pagó los errores y los aprendizajes desaprovechados.
Ahora le tocará remar desde afuera del grupo de los ocho para intentar clasificar, empezando por remontar la parte anímica y futbolística en Tunja, porque la crisis de nuevo está tocando las puertas de Casajal y con tintes de hacer caer todo lo que ya venía flojo desde el 2021.
