Por el gesto de dolor al momento de salir, el panorama no parece alentador. Por el bien de América y del fútbol colombiano mismo, las velas ya están encendidas esperando que la lesión que marginó a Quintero al minuto 72 ante Junior, luego de ser la figura, no sea de gravedad y pueda retornar pronto a comptencia.
Una victoria agridulce para los de Guimaraes, ante un Tiburón al que se le acabó la gasolina en el primer tiempo para cederle toda la iniciativa al local que no la desapovechó y que encontró en Quintero la llave para destrabar un juego de intensidad.
Carlos Darwin, como ha sido una constante en el semestre, marcó la diferencia con su gambeta -de ahí vino el penal de Moreno y posterior gol de Ramos-, su picardía, su talento y su capacidad de jugar en colectivo para que sea todo el ataque el que brille. Por eso y con poca o mínima discusión de por medio, es el refuerzo estrella de la temporada y un acierto absoluto por parte de la directiva roja.
Ahora la preocupación pasa por conocer el estado del atacante, teniendo en cuenta que el domingo hay un partido especial ante un Cali que, al igual que Junior, se está hundiendo poco a poco en el fondo de la tabla, incluida la del descenso. Sin duda será un partido que el hincha americano querrá ganar a toda costa para darle un empujón hacia el abismo al rival de plaza y de ser posible, con toda la banda.
La buena noticia, dentro de lo que cabe, es que América está bien aceitado, a Guimaraes le están saliendo bien sus decisiones y en el plantel cuenta con las herramientas suficientes para que la ausencia del Científico se sienta lo menos posible.
