Vinicius Junior Karim Benzema Eder Militao Real Madrid 2021-22Getty Images

Abrazos entre desconocidos

Por Jorge C. Picón - Las grandes historias comienzan de manera inesperada. Estaba sentado en el Santiago Bernabéu, en mi sitio habitual de Champions, escribiendo la contra crónica que dejo lista minutos después de que acaben los partidos. En este caso, el Madrid iba a caer eliminado. El City había sido demasiado equipo y la adrenalina del Bernabéu no iba a ser suficiente contra Guardiola. Se acabó la Champions. Punto y final.

Entonces, apareció Rodrygo. Por si no quedaban suficientes milagros que obrar en esta edición, se presentó allí el más querido de los santos brasileños para dejar el suyo. No creo que sea casualidad que el Rayo saliese del Santos. Dos goles en un minuto, 90' y 91', disfrazado de Ronaldo Nazario con detalles de Romario y el carácter de Neymar. 

De verdad que esta vez fue más loca que las anteriores. Contra el PSG fue improbable y contra el Chelsea, dudoso. Pero es que en esta ocasión era imposible o, sino lo era, lo parecía. ¿Quién en su sano juicio podía pensar que tras 179 minutos de superioridad, el Madrid iba a poder darle la vuelta a todo en uno? El City era demasiada montaña. Las casas de apuestas empezaban a lanzar la cuota: Manchester o Liverpool para la final. Pero estas cosas te enseñan que este equipo solo resucita cuando está cerca de la muerte.

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Tuve que reescribirlo todo. En la prórroga ya no me funcionaban los dedos y con el gol de Karim menos, a ver cómo lo hacía. Quería ver, informar, sentir… Todo a la vez. Seguramente sea el trabajo más difícil de un periodista. Nada, imposible. Mejor me grabo, los fotogramas le ganan a las letras en esta era de la información y a mi se me notan menos los nervios hablando. Fue entonces, ya fuera de mi box de periodista e internado como uno más en la grada, cuando me di cuenta. La gente lloraba sin consuelo. Los desconocidos se deban abrazos como si fuesen íntimos. Era felicidad. Es difícil de explicar, pero es como si todos ellos fuesen una sola persona, la más feliz del mundo. 

¿Cómo acabó esto? Grabé mi vídeo y miré billetes a París. Y salí a celebrar el fútbol, por qué no. La alegría es un bien preciado en estos tiempos y hay que aprovecharla. El Madrid es alegría, aunque por el camino deje algún ataque al corazón. El 28 de mayo espero más abrazos entre desconocidos.

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