Hubo un tigre en el Estadio Olímpico. En uno de los vídeos de presentación más extraños en la memoria reciente, Barcelona confirmó la llegada del joven delantero Vitor Roque -a quien apodan 'Tigrinho'- con imágenes de un tigre CGI caminando por Montujic, mientas los ruidos ambiente se veían interrumpidos por gruñidos falsos y cómicos de una bestia imaginaria. Aún así, resultó ser un éxito en las redes sociales y emocionó a una afición que estaba desesperada por un fichaje en enero.
El brasileño, que finalmente llegó después de meses de especulación, parecía ser el impulso que el equipo de Xavi necesitaba en una temporada que no estaba saliendo como se esperaba. El chaval, que había rechazado al Real Madrid, era la apuesta del club para liderar el ataque blaugrana en la era post-Robert Lewandowski y estaba listo para empezar de inmediato.
Cuatro meses después, sin embargo, los aficionados del Barça siguen esperando ver qué puede aportar el joven de 19 años. Vitor Roque ha sido una figura periférica -en el mejor de los casos- en el equipo de Xavi, mucho más a menudo un gesto gruñón en el banquillo blaugrana que una muestra del delantero de élite que llegó a ser comparado con Ronaldo Nazario en su tierra natal. Se suponía que su primer semestre serviría para sentar las bases de una superestrella del futuro cercano; en cambio, el mineiro apenas ha tenido oportunidades.
Y ahora, se rumorea que podría estar de salida del Barcelona, ya sea en préstamo o hasta de forma permanente, este mismo verano. Pero, ¿qué ha salido tan mal en tan poco tiempo?