Un campeón del mundo puede tener partidos malos, muy malos y uno como el que jugó ante Ecuador, en el que no salió prácticamente nada de lo planeado y Lionel Messi fue una sombra, que se notó que estaba muy lejos del 100% físico. Sin embargo, estuvo a minutos de ganarlo en el tiempo reglamentario y, tras el empate, tiene un arquero angelado para salvar la noche.
Emiliano Martínez está decidido. Sabe que ganar una Copa América y un Mundial, o el premio The Best al mejor arquero, no alcanza. Quiere sostenerse en lo más alto. Quiere ser un héroe para los argentinos. Ya lo es, pero desea que su figura no deje de crecer. Y con otros dos penales atajados para su colección, fue el sostén emocional de Argentina ante una Ecuador que vendió muy cara una eliminación que, en el balance frío, termina siendo inmerecida.
Pero Argentina es Argentina y el Dibu es el Dibu.