ANÁLISIS
El Real Madrid volvió a plantar su bandera blanca en territorio rival este pasado miércoles. Esta vez, en el estadio del Bayern de Múnich. Desde que llegó Zidane, el club blanco ha conquistado Múnich, Turín, París, Nápoles o Roma en eliminatorias de Champions League. Y en todos esos encuentros, un denominador común: Marcelo. Quien es el único jugador de campo que ha jugado todos y cada uno de los 19 partidos de eliminatorias que ha tenido el Real Madrid en estas últimas tres temporadas bajo la batuta del técnico francés.
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Asimismo, se da la circunstancia de que en las tres últimas rondas ha sido decisivo por sus goles ante tres campeones como son el PSG, la Juventus y el Bayern Múnich. No es habitual que un defensa marque un gol. Menos aún que haga tres casi de manera consecutiva. Y si hablamos de eliminatorias en Champions ante equipos de los más grandes del continente, el radio se reduce entonces sobremanera hasta señalar casi únicamente a Marcelo.
Los tres del ‘3’. Ante el PSG, marcó un gol en el Santiago Bernabéu cuando el partido ya expiraba, y que fue clave para que los blancos eliminasen al gigante parisino (1-3). En Turín también anotó otro tanto después de una pared con Cristiano Ronaldo para un 0-3 que resultó providencial para pasar a cuartos de final. Y este miércoles en el Allianz Arena también tuvo su gol ante el Bayern (1-1 momentáneo), empalmando de volea un centro bombeado de Carvajal desde la banda contraria.
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Este tanto en Múnich fue además la mejor ejemplificación posible de la prevalencia del brasileño en los esquemas atacantes del Real Madrid, aunque ello pueda penalizar sus responsabilidades defensivas. Y es que, poco antes, el Bayern se había adelantado en el marcador gracias a una jugada de Kimmich por la banda de Marcelo aprovechando una laguna defensiva propiciada, entre otras cosas, por que el brasileño había terminado la acción anterior en la línea de fondo contraria. Puede ser un riesgo, pero a la vista está que las recompensas están siendo mucho mayores para el Real Madrid.
