ANÁLISIS
Cuando en primavera de 2005 asistí al primer gol oficial de Leo Messi con el primer equipo del Barcelona pensé que aquel era un momento histórico. Había seguido sus evoluciones en la Masía desde que le descubrí en el Juvenil A dos años antes, todavía junto a su inseparable Cesc Fàbregas. Tenía muy claro, pues, que a aquel globo frente al cuadro manchego con el que estrenó su cuenta le seguirían decenas de goles pero en ningún caso alcancé a pensar que iban a ser varios cientos y que aquel menudo argentino iba a convertirse en el más grande goleador que jamás vieron el Barcelona y el fútbol español.
Porque Messi ha marcado ya la friolera de 383 goles en la Liga, más que nadie. Y a pesar de que los haya metido de todos los colores la mayoría tuvieron algo en común con aquel primer zurdazo al cuadro manchego, pues hasta ocho de cada diez han sido con la pierna izquierda, la que le caracteriza y define su juego de habilidad, inalcanzable para la mayoría. Sin embargo, la diestra no es solo su pierna de apoyo pues también ha logrado marcar 57 tantos con ella. Solo dos veces se ha quedado sin marcar con su pierna 'mala', la temporada de su estreno y en la 2007-2008, la última de Frank Rijkaard en el banquillo.
Más le ha costado utilizar la cabeza como elemento de remate pues no fue hasta recibir el dorsal 'diez' el verano de 2008 que marcó su primer testarazo. Hasta entonces sus registros goleadores no habían dejado de crecer y siguieron haciéndolo hasta que en 2012 cerró la Liga con 50 goles en el saco, una cifra que pulverizaba el récord histórico de Hugo Sánchez, establecido en 38 dianas en un solo campeonato. Ha sido el techo goleador de Messi, quien la temporada siguiente casi riza el rizo con 46 goles y la particularidad de haber añadido los lanzamientos de falta a su repertorio.
Porque aquella temporada 2011-12 fue la primera en la que Messi cantó más de un gol después de un lanzamiento de falta, algo que ya no ha dejado de hacer, mejorando año a año hasta alcanzar los 6 que ha metido en esta Liga que el domingo llega a su fin y en la que ya tiene asegurado su sexto Pichichi que le acredita como máximo goleador de la Liga española, además de acercarle a su sexta Bota de Oro como mayor artillero de las Ligas europeas. Porque Messi iba para jugón. Lo que no sabíamos es que también se convertiría en el voraz goleador que es hoy.
