OPINIÓN
Zidane ha elegido a Isco como titular ante el PSG en detrimento de Bale, sacrificando la ‘BBC’ en el partido más importante de la temporada, en la ida de octavos de la CHampions. Curiosamente esta decisión llega cuando el futuro del malagueño vuelve a estar en entredicho y coincidiendo también con unas declaraciones reveladoras de Morata.
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El entrenador francés ha negado en numeras ocasiones en esta semana que hubiera pedido la marcha del centrocampista español, como así habían rumoreado algunos medios. Incluso el míster llegaba a decir que "quería al jugador" y que "esperaba que siguiera toda la vida en el Real Madrid. Esta muestra de amor, tan propia en el 14 de febrero, se ha traducido en una titularidad con la que mimar al de Arroyo de la Miel, tras haberle halagado en rueda de prensa.
Coincidencia o no, esta semana era Álvaro Morata el que rescataba el tema de la unidad B en el Real Madrid en una entrevista, sacando a la luz el papel de los menos habituales en el esquema de Zidane. Las palabras del madrileño eran significarivas: "Yo no pedía ser titular, el Madrid es otro planeta. Pero no jugué ninguna eliminatoria de Champions, ni contra el Barça, ni contra el Atleti, ni contra el Sevilla, ni contra el Valencia”.
El mensaje prece hacer calado. Ahora, en la primera gran prueba de fuego del Real Madrid, en el cara o cruz que tienen los blancos en esta temporada con la Champions después de haber dicho adiós a LaLiga a la Copa, ha llegado la oportunidad de Isco. Un guiño al talentoso jugador andaluz. Un gesto hacia el futbolista antes de que el tiempo se acabe, dándole lo que no supo ofrecer a Morata.
