¿Por qué Messi no funciona en PSG?

Levanta la mano, pero no es la primera opción de pase. La pide al pie, pero siempre la tocan al espacio. No hay cambio de ritmo, porque el estilo demanda una sola velocidad al contragolpe. Voltea buscando con quién jugar, pero cuenta las opciones y le sobran los dedos.
La zurda de Leo sufre de nostalgia. Y la causa es esa separación forzosa con el balón, con el juego, con el fútbol tal y como lo entiende.
Messi no ha brillado como quisiera en estos primeros meses con PSG . Su nivel, por razones ajenas a su calidad, ha sido muy distinto al que nos tiene acostumbrados. Tanto, que si le mostramos sus actuaciones a alguien que no tenga el más mínimo conocimiento del deporte, de ninguna manera nos creería que el que lleva la 30 es el mejor jugador de todos los tiempos.
Tampoco lo creen en Barcelona. Porque fueron 17 años rompiendo récords, como el de Zarra; y caderas, como la de Jerome Boateng. Apagando escenarios hostiles, como el Santiago Bernabéu o Wembley. Pateando la pizarra de técnicos como José Mourinho, Pep Guardiola o Diego Simeone. Se intentó todo para anularlo, pero todos fracasaron.
¿Eres tú, Leo?
Fue el bombazo del mercado de pases. No por el monto del traspaso, pues llegó libre al no renovar con el Barcelona. El ruido que hizo su fichaje se debe a lo que muchos pensaron que sería el tridente ofensivo de PSG junto a Neymar y Kylian Mbappé. Sin embargo, las cosas no han salido de la manera esperada.
En lo que va de temporada, Messi no ha gritado ni un solo gol en la Ligue 1. Aunque se trata de un campeonato lejos del nivel de las principales ligas de Europa, para la estrella de PSG hacer un gol en Francia ha sido tan complicado como intentar introducir un cuadrado en un círculo y nadie logra entender por qué.
Así fue su último año en La Liga

Y así va el primero en la Ligue 1



¿Por qué no funciona Messi en PSG?
La respuesta es simple: el contexto.
El estilo de juego de PSG consiste en rápidas transiciones. El equipo juega desde un posicionamiento defensivo de bloque medio o bajo, según el rival. El ataque, en consecuencia, se construye a partir de las recuperaciones y una vez con el balón en los pies, la idea es explotar la condición atlética de delanteros que son letales cuando cuentan con espacio. No hay tiempo para frenar la pelota, se piensa rápido y se ejecuta aún más rápido.
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— Paris Saint-Germain (@PSG_espanol) August 16, 2021
La aceleración de @KMbappe para el primer gol de la temporada de @Pablosarabia92 🤝⚡️ pic.twitter.com/2s4UmgkjQx
Esa propuesta va en contra de la naturaleza de Messi, sobre todo de esta versión de Messi. Los largos recorridos no son la principal fortaleza del argentino, quien se siente más cómodo cuando el equipo asume el protagonismo y viaja junto, con el balón como centro del universo, encerrando al rival contra su propio arco.
Lionel Scaloni tuvo un gran acierto en ese sentido. El DT de la Selección argentina entiende que al rosarino le va mejor jugando más hacia el centro, con libertad para moverse en todo el frente de ataque y rodeado de alternativas que lo convierten ese jugador impredecible que siempre encuentra la manera de sorprender.
La libertad con la que se mueve en Argentina

En PSG, por el contrario, las opciones para combinarse en ataque son pocas: Neymar y Mbappé. La propuesta de jugar al contragolpe hace que las distancias de relación sean muy amplias, lo cual deja a Leo sin más remedio que asumir el uno contra uno con 40 metros por delante.
Porque a diferencia del contexto que tuvo en Barcelona y que tiene actualmente en Argentina, Messi juega muy lejos de los socios con los que puede hacerle daño al rival. Armar una jugada con Neymar, por ejemplo, es casi imposible: el 30 recibe muy cerca de la banda derecha, mientras que el brasileño se encuentra en el otro extremo de la cancha.
En PSG no juega de 10



El partido contra Leipzig en la Champions League refleja el contraste entre el Messi que vemos últimamente y el que queremos ver. En el primer tiempo, el equipo fue muy largo y aprovechó al máximo las cualidades de Mbappé, capaz de resolver por su propia cuenta un contragolpe de manera impecable.
Sin embargo, la dinámica cambió en la segunda mitad, cuando Leipzig comenzó a jugar más cerca de su área. Esa foto fue lo más parecido al juego con el que Messi hizo historia en el Barcelona, plantándose en campo contrario, acumulando jugadores en ataque y buscando los espacios a través de los movimientos sin balón.
Cuando Messi entra a tu casa ❤️💙 #PSGxMESSI pic.twitter.com/cc5ZXqXTkI
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Leo, en ese escenario, se siente como pez en el agua. La defensa dispersa su atención por la cantidad de referencias, lo que le permite a Messi estar en permanente contacto con el balón y tener opciones como tirar una pared, hacer una diagonal, un pase a la espalda del lateral, rematar fuera del área o intentar un regate. En esos minutos vimos al Messi de siempre.
Los dos goles que hizo para darle vuelta al partido son la consecuencia lógica de jugar para Messi. El argentino, de esta manera, evitó un terrible resultado para los suyos y los mantuvo en la cima del Grupo A de la Champions League, donde todavía tiene un largo camino para llegar a los octavos de final.
Por desgracia, Mauricio Pochettino sólo recurre a ese estilo en situaciones de emergencia. Porque la realidad es que este PSG está hecho a la medida del vértigo de Mbappé, no del ingenio de Messi.

