Kevin De Bruyne tenía solo 14 años cuando se enfrentó a la primera gran decisión que definiría su futuro. Genk estaba a más de dos horas de viaje, en un buen día, pero, según él, el club era el que encajaba mejor con su estilo de juego.

Así que se fue de casa antes de tener la edad suficiente para recorrer los 150 kilómetros desde Bruselas. "Ese fue el sacrificio que hice", dijo De Bruyne a Goal. Fue el primero de muchos, y su decisión se debió en gran parte a razones filosóficas que le ayudarían a perfeccionar su juego y que catapultarían a este adolescente precoz a ser una estrella mundial.

"Eran técnicos", dijo De Bruyne. "Les gustaba jugar al fútbol como a mí me gustaba". De Bruyne había elegido al Genk, y solo tres años después estaba en el primer equipo. "Necesitas tu oportunidad. Necesitas demostrar lo que vales desde el principio”. La llegada de De Bruyne desembocó en un título de la Copa de Bélgica y también de la Liga Pro poco después.

El joven belga pronto llamó la atención de los clubes más grandes del continente y se marchó al Chelsea después de impresionar a los Blues en un partido de la UEFA Champions League. Se suponía que era el siguiente paso lógico en su camino hacia el estrellato. Pero resultó un cambio equivocado. "Me dejó ver el otro lado del fútbol". Una vez más, llegó el momento de tomar decisiones. "No fue difícil", dice. Para la mayoría de los jóvenes de 20 años lo habría sido, pero ya De Bruyne era diferente.

Una cesión al Werder Bremen le mostró al Chelsea lo que se estaba perdiendo, y sus actuaciones le valieron el premio al Mejor Jugador Joven del Año en la Bundesliga. Esto convenció a Wolfsburgo de pagar al Chelsea el triple de lo que el club de Stamford Bridge abonó para ficharle y asegurarse así de que se quedaría en Alemania. "Fue genial para mí porque tuve la oportunidad de jugar de nuevo", dice De Bruyne. Había poca presión y una vez más él era la estrella. "No tenía nada que demostrar".

En cualquier caso, sí demostró rápidamente que el Chelsea cometió un error. De Bruyne se lució en la Bundesliga, fue el jugador clave en la carrera de su equipo a ganar la Copa de Alemania y fue nombrado como el jugador más destacado de Alemania cuando el Wolfsburgo terminó como subcampeón por detrás del Bayern.

Había llegado al éxito, progresando sin esfuerzo entre los obstáculos que se presentaban en el camino y quería más. "Cuando te haces un poco mayor, piensas en ganar más". El Manchester City le ofreció la oportunidad de hacer exactamente eso y se marchó al club de la Premier League en 2015, tras el pago 55 millones de libras, una operación que ahora parece una de las gangas de la década.

"Nunca esperaba llegar a donde estoy ahora, estar en la portada [del FIFA 19], que es uno de los reconocimientos más grandes del mundo”, asegura. Sin embargo, las señales estaban allí, desde el principio, desde el momento en el que se echó a la carretera cuando sólo tenía 14 años.