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Bienvenidos a Rusia, ha sido un camino muy complicado, lleno de altas y bajas, con dolor y sacrificio, pero también con momentos de gloria y gozo, los guerreros colombianos han sabido defender la camiseta una vez más y el Mundial está asegurado.
El duelo en Perú se dio a muerte, como se esperaba, con el cuchillo entre los dientes y el sentimiento por el país a flor de piel en cada uno de los 22 que dejaron el alma en el terreno de juego.
Falcao volvió a ser la punta de lanza, el incansable, el Tigre que no se rinde y que es un líder espiritual de un equipo que ha sabido remar ante las peores circunstancias. James, de flojo comienzo, volvió a sacar de la garganta de 40 millones de colombianos el agrado grito de gol.
Dos estandartes que siguen cosechando éxitos para un país que a pesar de las circunstancias nunca perdió la fe y siguió apoyando con el alma a la Tricolor, que ante un Perú lleno de dignidad, que también consiguió un merecido premio a su cierre de campaña. Un repechaje que lo acerca su regreso a una Copa del Mundo luego de 30 años.
