Zinedine Zidane, la historia del mago que convirtió al fútbol en arte

Un 15 de mayo del 2002, en la final de la Champions League del Real Madrid ante el Bayer Leverkusen, Zinedine Zidane impresionó al mundo con una volea que quedó en la historia.

El gesto técnico fue un símbolo de su magia: sin un gran físico, sin grandes jornadas en un gimnasio, sin destacar por su velocidad o su fuerza. Enamorado del estilo de Enzo Francescoli, el francés aprendió a jugar con movimientos finos y una técnica depurada.

Brilló en el Mundial 98. Su apellido recorrió el planeta y otros nombres, como el de Ronaldo o Rivaldo, quedaron en el camino. Tras destacar en Juventus, el Real Madrid se obsesionó con él y lo compró por una fortuna. En la Casa Blanca llegó a su lugar en el mundo. Se había retirado de la Selección de Francia en el 2004, pero el Mundial 2006 lo sedujo demasiado. Aunque tras la primera ronda muchos dijeron que estaba demasiado viejo, Zidane regaló algunos de los partidos más importantes de la historia, ante Brasil y España. Pero la final fue otra historia. Un cabezazo a Materazzi tan inexplicable como famoso.

Su historia como jugador terminó ahí, pero su vínculo con el fútbol está lejos de ceder. Como entrenador, Zidane se gana la confianza de sus jugadores en base a sensibilidad, llegada y humildad. Esta es la historia de Zinedine Zidane, el mago que enamoró por su técnica convertida en arte.

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