A estas alturas de la película pocos dudan del buen hacer de Zinedine Zidane en el banquillo del Real Madrid, un asiento donde llegó envuelto en mil preguntas a las que ha sabido dar respuesta a golpe de buen juego y de títulos.
Real Madrid, expreso de medianoche ante un Barcelona que descarrila
En el haber del técnico francés figuran un buen puñado de méritos, como rescatar la mejor versión de jugadores como Isco Alarcón, Mateo Kovacic o Raphael Varane -inconmensurable en esta Supercopa-, haber convencido a Cristiano Ronaldo de rotar en busca de su mejor forma cuando el equipo realmente lo necesite o volver a encantar con un estilo de juego vistoso en el que el balón es el protagonista.
Pero el dato que habla bien a las claras de lo que ha significado Zinedine Zidane en este Real Madrid es el de los títulos, que es donde realmente se mide el éxito de un entrenador, tanto en las buenas como en las malas.
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Con la conquista de la Supercopa de España, el técnico francés ha elevado al cielo su séptimo título en el banquillo blanco, curiosamente el mismo número de derrotas que suma desde que hace año y medio se hiciera cargo del puesto. El dato es abrumador.
Zidane ha visto caer al Real Madrid contra el Atlético en dos ocasiones, el Sevilla, el Celta, el Valencia, el Barcelona en el famoso Clásico liguero del año pasado que Lionel Messi quiso ganar en el descuento, y hasta contra el Wolfsburgo en aquella bochornosa ida de cuartos de final de la Champions League de hace dos temporadas.
Pero a cambio de ello, un título por cada derrota en un palmarés inmaculado del francés: dos Champions League, dos Supercopas de Europa, una Liga, un Mundial de Clubes y la reciente Supercopa de España.
En el horizonte ya aparece, aunque todavía difuminado, el famoso sextete, y Zinedine Zidane tiene la receta perfecta para que el Real Madrid vaya con paso lento pero seguro hacia una temporada que puede ser histórica.
