El Real Madrid fue en Huesca (1-2) casi todo lo que Zidane el día anterior en rueda de prensa: directo, algo atropellado y reivindicativo. Replicando al entrenador, el equipo sacó amor propio hasta llegar adonde no le alcanzaba con la calidad. Le valió para remontar un 1-0 que durante muchos minutos se pensó que no levantaría, como en otras tardes recientes, por un cambio de papeles que es anécdota antes que argumento: mientras Benzema se ahogaba a orillas de Álvaro, Varane salía a flote con un doblete.
Como en el caso del central, los goles se celebran más cuanto más se necesitan y menos se esperan. Atrás apagó algún fuego, como ese corte en el 66' para impedir un mano a mano, pero arriba marcó la diferencia. Su cabezazo en el 55', saltando por encima del resto, y su remate en el 84', mejor colocado que los demás, le sirven de reivindicación: aunque ayude, uno no se mantiene en la élite por la compañía, ni siquiera la de Sergio Ramos.El mensaje puede influir en los próximos meses, en los que la directiva ha de estudiar la ampliación de su contrato, que termina en 2022.
Benzema: sólo tres goles en 2021
Varane escribió el final feliz que no se le ocurría a un Benzema sin inspiración, más negado cuanto más fácil era. En sus intentos lejanos se aproximó al premio, pero en las distancias cortas lo estropeó incomprensiblemente. Vinicius, en fina combinación con Asensio y Modric, le puso delante del portero en el 68' para nada; en el 77' pudo y no supo abrir las puertas de la victoria, estrellándole a metro y medio el balón en el pecho a Álvaro.
El '9' no fue '9' ni algo parecido y al Madrid casi le cuesta otro desastre, este frente al colista. En este equipo de luces apagadas su contribución ha pasado de conveniente a imprescindible, y sólo lleva tres goles, sin ninguna asistencia, en los seis partidos de 2021, quedándose a cero en cuatro de ellos. En El Alcoraz, aunque con sustos y demasiados rastros de lo que no debe hacer, el Madrid volvió a ser vertical y divertido; falta que Benzema disfrute en esa fiesta.



