Boca tuvo un enorme desahogo el pasado 7 de marzo con la obtención de la Superliga, un triunfo que necesitaba el club, por las formas y por el rival. Fue el primer paso hacia la recuperación de una mística que en el último lustro parecía perdida, pero el coronavirus llegó para tapar cualquier tipo de festejo. Esa noche, el trofeo no estaba en La Bombonera, como así tampoco en Tucumán, donde jugaba River, que llegaba con un punto de ventaja. Finalmente, luego de ocho meses y medio, el Xeneize pudo levantar el trofeo, más allá de aquella premiación "virtual" que se realizó a través de los videojuegos, por iniciativa de la empresa Konami.
La situación había generado una polémica en los días previos a la definición del certamen. La dirigencia del Millonario se manifestó en contra de que la copa estuviera en el Alberto J. Armando y por eso fue guardada en las oficinas de Superliga, en Puerto Madero. Lo que nadie esperaba es que, dos semanas después, la actividad se paralizaría durante más de medio año como consecuencia del coronavirus.
El conjunto de Miguel Ángel Russo tuvo dos encuentros más luego de la coronación: se enfrentó con Independiente de Medellín como local por la segunda fecha de la Libertadores y abrió la Copa Superliga como visitante ante Godoy Cruz. En Mendoza no hubo hinchas, ni periodistas, ni pasillo de honor de parte del rival, ni entregas de ningún tipo. Lo que estaba programado para suceder una semana más tarde ante Central Córdoba, se suspendió por completo cuando Alberto Fernández dictó la emergencia sanitaria y el aislamiento social preventivo obligatorio.
Como Superliga ya no existe más como entidad, todo pasó a manos de AFA, a través de la Liga Profesional, que decidió que la ceremonia de premiación se realice el 20 de noviembre, unas horas antes del choque ante Lanús por la cuarta fecha de la Copa Liga Profesional, lógicamente con La Bombonera vacía.
Los protagonistas del título que siguen en el plantel se reunieron en el centro del campo de juego y recibieron el trofeo y sus medallas, entregadas por Chiqui Tapia y Marcelo Tinelli. Así, el último campeón argentino ya tiene su merecido premio.
