Entre todos los clubes españoles, hay uno que puede ser con razón considerado "único en el mundo", como fue escrito por 'L'Equipe' en los lejanos años '60 del siglo pasado. Se trata del Athletic Club, llamado a menudo erróneamente en italiano 'Athletic Bilbao'. El único, junto con el Real Madrid y el Barcelona, que nunca ha descendido de la Liga, universalmente conocido por la filosofía fuertemente identitaria que lo distingue y que podría sintetizarse con la frase: "Un pueblo, una nación, un equipo".
LOS ORÍGENES, EL NOMBRE Y LA CAMISETA
Para comprender la filosofía que distingue a uno de los clubes más antiguos de España, cuya fundación se remonta a 1898, hay que partir de los elementos que lo caracterizan y abandonar los lugares comunes que a menudo acompañan su narración. Comenzando por los orígenes y el nombre.
Pocos probablemente saben que el nombre correcto del equipo es Athletic Club, no 'Atlético' o 'Athletic Bilbao'. Sus orígenes son de hecho británicos. A finales del XVIII siglo en el puerto de Bilbao llegaban muchos barcos del Reino Unido cargados de materias primas necesarias para la floreciente industria vizcaína.
Junto con las materias primas llegaban a España también numerosos técnicos y trabajadores ingleses, trayendo consigo su propia cultura. En un proyecto de intercambio cultural los jóvenes bilbaínos de la burguesía se trasladaban al Reino Unido para estudiar en los prestigiosos colegios ingleses, aprendiendo así la cultura inglesa.
El continuo intercambio cultural hace que el fútbol también se importe en Vizcaya, y pronto se impone en popularidad sobre las disciplinas típicamente vascas. No en vano, el primer partido de fútbol en tierras ibéricas se disputaría en esa región a las puertas de Bilbao. La curiosidad por este nuevo deporte pronto se transformó en pasión y entre los profesores ingleses y los alumnos vascos se organizó incluso un amistoso, donde los británicos se impusieron por 6-0.
Precisamente esa derrota llevó en 1898 a la conciencia de que para destacar en el fútbol se necesitaba organización, y fue así como nació el Athletic Club, que solo tres años más tarde, después del nacimiento del Bilbao Foot-ball Club, fundado por ingleses y bilbaínos, se dio su propio estatuto. Por eso, si se dirigen a Bilbao y llaman al equipo 'Athletic Bilbao', no se sorprendan si los aficionados bilbaínos no lo toman muy bien.
'El Bilbao' es de hecho el apodo con el que los rivales llaman al club de forma despectiva, mientras que 'Atlético' era el nombre impuesto al club durante la dictadura de Franco. A lo sumo se puede añadir 'de Bilbao' para completar, pero la denominación original del equipo está compuesta por solo 2 palabras.
Y a Inglaterra también se vincula la camiseta del equipo vasco. Los colores rojiblancos actuales, de hecho, no dependen, como muchos piensan, del hecho de que son los mismos del Ayuntamiento de Bilbao. Sino de un problema práctico de suministro. Como en el caso de zapatos y balones, también los uniformes de juego se compraban en Gran Bretaña.
La primera equipación era de hecho a cuadros blancos y azules, como la del Blackburn. Los bilbaínos eligieron esos colores porque eran los mismos de la Provincia de Vizcaya. Los colores actuales se usaron por primera vez a partir del 9 de enero de 1910.
¿El motivo del cambio cromático? Juan Elorduy, uno de los directivos del club, fue encargado, en su viaje a Inglaterra, de comprar un nuevo juego de camisetas de juego. Sin embargo, no pudo encontrar un número suficiente de camisetas blanquiazules. Así que, encontrándose en Southampton, ciudad desde la cual tomaría el ferry para regresar a Bilbao, se las arregló comprando los uniformes del equipo local, a rayas verticales blancas y rojas, con tal de no regresar a los Países Vascos con las manos vacías. Al fin y al cabo, eran siempre los colores del Ayuntamiento de Bilbao.
Dado que los colores 'zurigorri' luego trajeron suerte, y el Athletic ganó en 1910 el antecesor de la actual Copa del Rey, imponiéndose en San Sebastián en casa de los acérrimos rivales de la Real Sociedad, entonces denominados aún Vasconia Sporting, se decidió mantener la nueva equipación también por razones supersticiosas. Esta elección también contribuyó al nacimiento de la 'filosofía del Athletic'.
LA FILOSOFÍA DEL ATHLETIC
El nacimiento de la llamada 'filosofía del Athletic' se remonta a los años diez del siglo XX. En este sentido, hay que aclarar de inmediato otro gran y posible malentendido: el origen no es de carácter político, como algunos pueden pensar, sino de naturaleza deportiva.
El vínculo entre el Athletic y el nacionalismo independentista vasco siempre ha sido mucho más débil de lo que desde fuera podría percibirse. El Athletic, es importante subrayarlo claramente, no tiene ningún vínculo con los terroristas de ETA, de orientación marxista-leninista, que hasta 2018, año en que se disolvieron, reivindicaban con atentados armados la independencia política del pueblo vasco.
Solo una pequeña franja de la afición bilbaína, es decir, los ultras de la Curva, la Herri Norte Taldea ("Pueblo del Norte"), tiene una fuerte simpatía por la izquierda independentista, aunque permanecen en primer lugar como 'aficionados' del Athletic y firmes defensores de su filosofía deportiva. En el pasado también estaban los Abertzale Sur, que se disolvieron definitivamente en 2012. Por lo demás, los únicos vínculos entre el club y el nacionalismo vasco son de carácter ideológico y cultural.
El giro autárquico del club, como se dijo, se debe en cambio a un preciso hecho deportivo. En la Copa de España de 1911, en la que el Athletic participaba como campeón vigente, los rojiblancos fueron 'víctimas' del fuego cruzado de la Real Sociedad y del Barcelona, que fueron descalificados del torneo por haber alineado jugadores ingleses no inscritos regularmente. Los dos clubes se unieron contra el Athletic, acusándolo de haber utilizado a su vez a dos ingleses inscritos irregularmente, tales como Martins y Sloop.
Después de un día de suspensión para resolver las disputas, los partidos se reanudaron con los jugadores que pudieron permanecer. Entre mil turbulencias disciplinarias y retiradas, al final el Athletic logró ganar por segunda vez consecutiva el trofeo. Desde la temporada 1911/12, sin embargo, decidió renunciar para siempre al registro de jugadores extranjeros.
El florecimiento de grandes talentos locales (el fútbol vasco dominará la escena española hasta los años treinta del 1900) y la inauguración del Estadio San Mamés en 1913, con el debut con gol del legendario Pichichi, a quien hoy se le da nombre al título de máximo goleador de la Liga española, favorecieron un impulso adicional hacia la autarquía. Esta última se radicaliza con la dictadura franquista, que duró desde 1939 hasta 1975.
El Athletic se ve obligado a nacionalizar su nombre a 'Atlético' y el fútbol se convierte para los vascos en un baluarte cultural fundamental. Mientras las ikastolas, las escuelas locales tradicionales, eran cerradas, el uso del euskera, la lengua vasca, prohibido por ley, y cualquier símbolo vasco vetado, el Athletic de Bilbao y la Real Sociedad de Donostia-San Sebastián se unen en la misma filosofía: construir un equipo de solo jugadores nacidos en el País Vasco, Euskal Herria, para oponerse a los grandes equipos de la Liga y capaz de mantener vivo y fuerte el sentimiento identitario de un pueblo.
El concepto de Euskal Herria, es importante aclararlo, va mucho más allá de los límites políticos del área políticamente reconocida por España como 'País Vasco', y tiene una connotación de tipo lingüístico y cultural, incluyendo también Navarra y el País Vasco francés, además de los hijos de emigrantes vascos. Euskal Herria significa de hecho literalmente "Pueblo de la lengua vasca".
Como escribe Simone Bertelegni en su libro 'Athletic Club di Bilbao. L'utopia continua', "la identificación entre equipo y afición, entre afición y equipo" se convierte en "la razón de ser del único club de élite en el fútbol mundial que se nutre de hombres y mujeres (en lo que respecta al equipo femenino) nacidos o criados como futbolistas dentro de esos territorios de lengua y cultura vasca que, mecidos por el Mar Cantábrico, aparecen en los atlas tendidos a ambos lados de los Pirineos".
En un fútbol que es cada vez más globalización y los futbolistas se convierten cada vez más en empresas, el Athletic y la Real Sociedad llevan adelante de la mano el modelo autárquico 'puro', lo que Gianni Mura define como "una obstinada herejía", hasta 1988. A finales de 1976, caído el régimen franquista con la muerte del general en 1975, vuelve a ser expuesta la Ikurrina, la bandera de los Países Vascos que se inspira en la Union Jack británica.
Esta última es llevada al campo por los capitanes de los dos equipos vascos, Ignacio Kortabarria para el club Txuri-Urdin y José Angel Iribar, para los zurigorri, en el célebre 'Derby de la Ikurrina' del 5 de diciembre de 1976 que se juega en el antiguo estadio Atocha de San Sebastián. Un gesto, el suyo, que solo un año antes habría costado la cárcel. Para el País Vasco fue el inicio de una revolución cultural y lingüística después de los años de opresión.
"La filosofía del Athletic refleja el deseo no de ganar, sino de ganar de manera especial y contra todo pronóstico. - explica la antropóloga húngara Mariann Vàczi - Una comunidad se define no tanto a través del circuito cotidiano de relaciones políticas y económicas, sino a través de la transgresión de leyes ajenas: el Athletic es amado porque representa una transgresión, según la misma lógica del entierro del hermano por parte de Antígona; es una obligación simbólica que surge del sentido de la familia y de la tradición, y subvierte las leyes del deporte global y de la economía de mercado".
Esa filosofía, contrariamente a lo que algunos sostienen, nunca fue ratificada a nivel de estatuto oficial por el Athletic, pero en la segunda mitad de los años '80 del siglo pasado el club bilbaíno permanece como el único en mantenerla. La Real Sociedad, de hecho, enfrentando serios problemas económicos, 'cede' al fútbol global y en 1989 adquiere al nacional irlandés (pero nacido en Liverpool) John Aldridge, que se convierte en el primer 'no vasco' en la historia del club desde 1939.
EL FALSO MITO DEL "TODOS VASCOS"
"Dios creó solo un equipo perfecto. - recita un famoso dicho bilbaíno - A los otros los llenó de extranjeros".
El proverbio vuelve a surgir cuando los rivales de la Real Sociedad rompen la tradición autárquica iniciada con la dictadura franquista. El Athletic permanece como el único baluarte pero también el club zurigorri se da cuenta de que para sobrevivir en un fútbol diferente y globalizado es necesario 'hacer menos rígida' su filosofía.
Así, a partir de la temporada 1989/90, se extienden las posibilidades de inscripción, además de todos los jugadores nacidos en Euskal Herria o formados en la famosa Cantera de Lezama, también a losjóvenes hasta 15 años formados en la cantera de otro club vasco. La elección tiene también una connotación cultural, para demostrar a sus detractores que no existe y nunca ha existido un 'racismo bilbaíno'.
En función de esto, a partir de la última décadadel siglo XX, son cada vez más frecuentes las adquisiciones de futbolistas que no son de los Países Vascos españoles por parte del Athletic. En 1997 el precursor es Bixente Lizarazu, futuro campeón del Mundo y de Europa con Francia. El lateral es inscrito debido a sus claras raíces vascas, a pesar de jugar para la Selección francesa. Aún más discusiones ha suscitado recientemente el caso de Aymeric Laporte.
El defensor, al igual que su predecesor, es originario de Aquitania, región del sur de Francia. ¿Cómo fue posible, entonces, su traspaso con los zurigorri? Sencillo: Laporte es descubierto a los once años por un observador del Athletic, que lo convence para trasladarse a Bayona para integrarse a un equipo local, convirtiéndose así en vasco de formación. Una forzada difícil de aceptar para los puristas, aunque el actual jugador del Manchester City, internacional francés, siempre ha sostenido tener ancestros vascos.
Sí, en el pasado los precursores fueron el Biurrun brasileño, el mexicano Iturriaga y el venezolano Amorebieta, y también fue cortejado durante mucho tiempo otro francés, Didier Deschamps, recientemente también vistió la camiseta del Athletic el rumano Cristian Ganea, que fue inscrito por haber jugado en el filial del Baskonia con 11 años. El delantero Borja Viguera también fue inscrito porque creció en la cantera de la Real Sociedad.
También son cada vez más frecuentes los casos de emigrantes de segunda generación, como Jonás Ramalho, primer futbolista negro que vistió la camiseta rojiblanca, hijo de padre angoleño y madre vasca, o Iñaki Williams, nacido en Bilbao de madre liberiana y padre ghanés y producto de la cantera del club. Por no hablar de los numerosos ingleses que en los primeros años de vida del Athletic contribuyeron de forma notable a las primeras victorias.
Youssuf Diarra es el último caso en orden cronológico. Nacido en Mali pero criado como futbolista en Catalunya, cuando estaba cerca del Espanyol fue detectado por un ojeador al Athletic, después de haber jugado en la Deportiva Ardoi de Pamplona,
Y con el tiempo se ha ganado la antipatía de los aficionados de otros equipos y ciudades vascas contra el Athletic, que le acusan de ser 'El Real Madrid del País Vasco': las relaciones con el Osasuna de Pamplona son muy tensas y los primos donostiarras de la Real Sociedad siguen siendo los rivales más acérrimos.
RESISTIR MÁS QUE GANAR
La otra cara de la moneda de la política autárquica es tener que sacrificar a tantos buenos jugadores a lo largo de los años para cuadrar el presupuesto y las cuentas económicas del club. Su venta ha permitido a la sociedad biancorossa sobrevivir y continuar llevando adelante su tradición. Entre los nombres más importantes que han dejado el Athletic tras explotar con la camiseta zurigorri se encuentran Javi Martínez, Fernando Llorent, Ander Herrera y Kepa, además del propio Laporte, cuyas salidas han traído liquidez a las arcas del club vasco.
Lo sabe bien quien ha dirigido en el videojuego Football Manager al Athletic, y se ha encontrado en dificultades para adherirse a la filosofía del club. En 2013, incluso el estadio símbolo del bilbaismo, 'La Catedral', fue demolido para dejar espacio al nuevo San Mamés Barria, más bello y con mayor capacidad (es un recinto UEFA 5), pero sin el encanto e impacto del viejo, un auténtico espantapájaros para todos los rivales del Athletic.
Para llevar adelante su filosofía autárquica, el club zurigorri ha permanecido sin ganar títulos durante 31 años, tanto que hizo escribir a Bertelegni:
"El Athletic es el único equipo al que sus hinchas no le piden ganar, sino resistir".
Para los aficionados Zurigorri, por extraño que a muchos les pueda parecer, la permanencia en Primera División vale tanto como un campeonato, disputar una final cuenta más que levantar una Copa. Salvarse y seguir viendo al Athletic en la Liga es su Scudetto.
"Sólo en Bilbao es mejor llegar segundo que ganar", declaró recientemente Iker Muniain, reiterando el concepto.
Tutto, ancora oggi, pur senza la perfezione paventata da alcuni supporters, e con qualche inevitabile contraddizione, resta differente dagli altri club. ¿Cuál es el secreto? Principalmente, como explica Bertelegni a los micrófonos de Goal, el de "tener jugadores en el campo que sean también aficionados y, por lo tanto, pongan ese plus debido al hecho de que defienden la camiseta de su corazón, delante, tal vez, de papá, mamá, abuelos e hijos en la tribuna, abonados de por vida". Fundamental es claramente también el gran trabajo hecho con el Sector juvenil.
La propiedad, luego, ha permanecido en manos del accionariado popular, que cuenta con más de 44 mil aficionados propietarios de acciones del club y dentro de la sociedad hay gran transparencia administrativa. En el Athletic un voto siempre vale un voto, ya sea expresado por un banquero o por un dependiente. No se debe olvidar la importancia de una buena dosis de ética.
"Los futbolistas del Athletic- cuenta a Goal Bertelegni - no pueden negarse a firmar autógrafos, pena la tribuna; en general la relación aficionados-futbolistas es excelente, los entrenamientos son siempre a puerta abierta (excepto en tiempos de Covid) y cuando el equipo está de viaje siempre declara en qué hotel se alojará y a qué hora de qué día los futbolistas están disponibles para un saludo a los aficionados locales en el vestíbulo del hotel".
La afición también es única en su género, siempre a favor y nunca en contra. No se registran problemas de orden público en Bilbao, las aficiones rivales pueden moverse libremente por la ciudad con sus colores. El día del partido se lleva a cabo el rito de ir a tomar un vaso con los amigos con los colores rojiblancos encima o de exhibir las banderas en los balcones, incluso si luego no se va al estadio.
Cuando se vuelve a ganar en Bilbao, estalla la fiesta. Como en 2015, 113 años después del primer trofeo ganado, con el Athletic levantando al cielo la segunda Supercopa de España de su historia, venciendo en casa al Barcelona 4-0, liderado por un triplete de Aritz Aduriz, y manteniendo la ventaja en la vuelta, empatando 1-1 en el Camp Nou.
Hoy, los resultados de la política centenaria del Athletic están a la vista de todos. El equipo de Bilbao es actualmente el cuarto club de España por número de aficionados y el tercero por ingresos de la venta de su material. Claro signo de que la utopía de un club que ha decidido inmolarse por su filosofía, aunque haciendo algunas concesiones a la modernidad, como la aparición en las camisetas de un patrocinador a partir de 2008, sigue atrayendo a un número creciente de personas, fascinadas y encantadas por su cultura identitaria.


