Luis Suárez Atletico Madrid Chelsea Champions LeagueGetty Images

Un once valiente, un Atleti cobarde

Firma Nicolás De MarcoGoal

'Raptaron a Simeone y le armaron el once'. Eso pudo pensar alguien sobre las 19:42 horas de España, cuando el Atlético de Madrid dio a conocer su equipo inicial para recibir al Chelsea. No parecía obra del técnico argentino, mucho menos para jugar en casa (fueron locales en Bucarest) unos octavos de final de la Champions League

Con el Atleti plagado de bajas para el primer asalto contra los ingleses, el Cholo tuvo que improvisar. Y en esa improvisación armó un once teóricamente ultraofensivo. Un equipo muy valiente desde los nombres, y con Llorente, uno de los líderes del ataque rojiblanco en la actual temporada, jugando sobre el lateral derecho. Si hasta Kondogbia lo vio desde el banquillo: Correa, Koke, Saúl, Lemar, Suárez y Joao Félix invitaban a la ilusión.

Ni cagón, ni defensivo, ni rácano, ni conservador, ni tacaño: el Atlético saldría a atacar. Eso iba a ser en los papeles, porque en la práctica se vio todo lo contrario. Y el experimento salió mal. No por el resultado (0-1), sino por cómo llegó. Se esperaba un Atleti ambicioso en Rumanía, el de la primera parte del curso actual, pero nada más lejos de la realidad. El Chelsea tomó el protagonismo desde el primer minuto y buscó -hasta encontrar- ese gol que todo equipo quiere marcar en condición de visitante. Los españoles resignaron la posesión del balón (63,1% y 680 pases del Chelsea contra el 36,9% y 398 pases del Atleti) y especularon con el empate.

Al extraño planteamiento de Simeone no lo respaldó ni siquiera el resultado."Nos faltó asociarnos mejor y tener más precisión a partir de la recuperación de la pelota. Eso nos costó", diría en rueda de prensa. Algunos minutos antes, su equipo se había ido del campo sin tirar ni una sola vez a portería (6 intentos), por las cinco veces que lo había hecho el Chelsea (11 intentos). 

Más allá del 0-1, es evidente que el indiscutido líder de LaLiga no jugó a la altura de las expectativas. Y lo peor es que tampoco pareció intentarlo. Con un esquema que muchas veces fue de 6-3-1 (Correa y Lemar se dedicaron a defender), jugó convervadoramente, a cuidar un 0-0 como si fuera el tesoro más preciado. A que Oblak blinde su portería. Y ahora tendrá que ir a Londres no sólo a marcar un gol, sino a ganar. Si alguien raptó a Simeone, que lo devuelva. 

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