La consigna era clara: ganar para dejar atrás la derrota ante Nacional y volver a posicionarse bien dentro de los ocho preclasificados a los cuartos de final, pero el Embajador extraño la capacidad goleadora de Fernando Uribe y terminó rescatando un punto en Rionegro para sacarle una pequeña ventaja a sus perseguidores.
Millonarios se vio superado por los locales en buena parte del primer tiempo, siendo Juan Moreno el responsable de ahogar los goles antioqueños. El regreso de Guarín, después de una larga recuperación, no fue el mejor y se notó la falta de ritmo que afecta al ex – volante de la Selección Colombia, algo que afectó el funcionamiento del mediocampo defensivo y parte del armado para la ofensiva.
Los puntos fuertes del equipo de Gamero nuevamente fueron los juveniles a los que le siguen apostando. Llinás sigue liderando la defensa, Vega complementa bien en la mitad y Rodríguez sigue siendo el más destacado en ataque, intentando generarle opciones a un ‘Chicho’ Arango que no lució. Moreno y Guerra también cumplieron en los minutos que el samario les otorgó.
En un partido de ida y vuelta, de exigencias en los arcos, de suspenso y atención hasta el último minuto, quedó la sensación que el Albiazul pudo hacer un poco más por los tres puntos, entendiendo la urgencia que le acosaba por lograrlos. El equipo sigue sin encontrarse, perdió los argumentos mostrados al inicio de la campaña y temporalmente recuperados ante Nacional.
Le está costando superar rivales accesibles sobre el papel, una preocupación adicional para el calendario que viene cargado de juegos con altísima exigencia: un renovado Bucaramanga de Luis Fernando Suárez, el clásico ante América y la visita del Tolima, para cerrar contra un sólido Santa Fe y un también urgido Cali que se olvidó de la victoria varias fechas atrás.
Próximos partidos
Si bien la diferencia con Jaguares es de tres puntos, Millonarios no puede cometer el error de relajarse pues cualquiera de sus rivales directos que le respiran de cerca, puede dar la estocada y dejar con las manos vacías a un proceso que se mostraba prometedor, pero que se diluyó con el paso de las fechas.
