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Gil Manzano Villarreal Real MadridGetty Images

El elefante y un salón lleno de estiércol

A nadie le importa, pero el elefante lleva años en el salón y no se puede seguir ignorando un problema tan grande. El arbitraje necesita una reforma profunda.Los clubes se quejan, lloran y patalean, pero están obligados a actuar. El colectivo arbitral, envuelto en heces tras la crisis reputacional del ‘caso Negreira’, necesita una revolución. El nivel del arbitraje es cada vez más pobre, los colegiados se han acomodado, han perdido calidad y se han entregado al sistema clientelista del VAR. Se necesita invertir la tendencia y mejorar un sistema viciado. Y los clubes, que durante años han usado a los árbitros como los malos de la película y coartada perfecta para culpar al empedrado, deben abanderar esos cambios. Los clubes pagan la fiesta y deben exigir que el nivel mejore. Y los árbitros, ser de una dez por todas, más creíbles e independientes. Pero ¿cómo? 

Se necesita una gran sentada para recuperar la credibilidad del colectivo. No se trata de maltratar a los árbitros, sino de ayudarles. Hay un ‘paquete de medidas’ básico para que el arbitraje mejore. De entrada, urgen dos retoques técnicos. Primero, las manos. Los árbitros, circular arriba o circular abajo, deben exigir que se simplifiquen las normas. Ha llegado un punto en que nadie sabe qué es mano y qué no. Segundo retoque, implementar el fuera de juego semi-automático. No hay fin de semana que no exista polémica con las líneas del fuera de juego, los dichosos puntos de fuga, los frames y que si la abuela fuma. Los árbitros quieren que aparezca el fuera de juego semiautomático, es un método más fiable, más científico y donde se dejarían de suceder y montar numerosos jaleos. Lo barato sale caro y lo caro, barato.

Tercera medida. Creación de un cuerpo único e independiente de VAR. Los árbitros ya ganan salarios muy elevados. Precisamente por eso, no pueden seguir formando parte del VAR. No pueden seguir siendo juez y parte. Nadie es presidente de una empresa y a la vez, delegado sindical. Se necesita un cuerpo único e independiente de VAR, como en la NBA o la NFL. Compuesto por ex árbitros, ex jugadores o ex entrenadores, pero que no tenga nada que ver con los árbitros. Con un criterio uniforme, sencillo, con un protocolo de actuación que sea más completo y menos caprichoso que el criterio de un señor instalado en una sala. Así se acabaría con un sistema clientelar, con el proteccionismo entre árbitros (colegiado no come carne de colegiado) y con la disparidad de criterios. Es urgente. Y si no se aplica, el VAR seguirá siendo una magnífica herramienta…en manos equivocadas.

Cuarta medida. Los árbitros deben dejar de depender de la RFEF. Muchos clubes pedirán en próximos días explorar esta vía, lejos del amparo federativo. Es urgente encontrar un nuevo modelo para el Comité de Árbitros. El camino pasa por ‘copiar’ la fórmula de la Bundesliga o la Premier. Los clubes pagan el convenio con la RFEF del que sale el presupuesto del colectivo arbitral. Y no es precisamente gratis. Unos 27 millones de euros. La legislación española (artículo 46 de la nueva Ley del Deporte) o la FIFA serían un escollo para conseguir esta independencia. Dicho esto, los clubes deben forzar para elaborar un decreto ley que articule un cambio de normativa.

Quinta medida. Las designaciones. Las preguntas se agolpan y el sistema no funciona, porque no es transparente. ¿Quién, cómo, por qué y de qué manera decide designar a un árbitro u otro? ¿Por qué si todos los clubes pagan lo mismo al colectivo arbitral, los ‘mejores árbitros’ siempre pitan a los grandes? ¿Por qué hay ‘árbitros de cabecera’ para algunos y no para todos? ¿No era mejor el sistema de designación por ordenador? ¿No hay demasiada opacidad a la hora de conocer los criterios internos sobre los ascensos y descensos de los colegiados? Es un cuarto oscuro y hace falta un poco de luz. Por credibilidad ehigiene.

El arbitraje español necesita una reforma urgente. El sistema actual es corporativista, opaco y medieval. Que hablen los clubes y los árbitros, o que callen para siempre.El elefante lleva años en el salón. Uno promedio consume 250 kilosde comida cada día y produce 50 de estiércol. El salón del fútbol español lleva años lleno de ese estiércol, las ventanas siempre están cerradas y el olor es insoportable. Hay que sacar de ahí al elefante, abrir las ventanas y recoger todas las montañas de caca del bicho. Y hay que hacerlo ya.El fútbol español no se muere. Entre todos, lo estamos matando. 

Rubén Uría

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