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Lionel Messi Barcelona 13032019

Tiembla Europa: Messi quiere cumplir su promesa


EDITORIAL

Esta versión de Leo Messi intimida a cualquiera. Tanto él como sus compañeros recuperaron el mejor nivel ante el Olympique Lyonnais y se metieron de forma más que merecida en el bombo de cuartos de final gracias al buen hacer de un equipo en el que hasta Philippe Coutinho logró destacar tras un mes para olvidar. Porque el nivel exhibido fue el de un aspirante al título -aun admitiendo la pájara del segundo tiempo- a pesar de que el primer gol fue un regalo, no puede llamarse de otro modo, del árbitro Szymon Marciniak, que se sacó de la chistera un inexistente penal tras un pisotón de Luis Suárez a Jason Denayer dentro del área del Olympique de Lyon.

Messi, que a principio de temporada prometió volver a pelear por "esta copa linda y deseada" batió a Anthony Lopes a lo Panenka y el Barcelona siguió con el recital de la mano del rosarino. Concentrado y efectivo en todas sus líneas, con Luis Suárez creando una ocasión de gol tras otra, Messi presente en todas las partes del campo -en el primer tiempo fue el segundo azulgrana que más balones recuperó-, Coutinho visiblemente renacido, los tres centrocampistas imponiendo su ley y la defensa impidiendo que el rival rematara a puerta en todo el primer tiempo, el cuadro azulgrana vuelve a petrificar a cualquiera que se atreva a mirarle a los ojos.

Coutinho aprovechó un jugadón de Luis Suárez para marcar el único gol en el que no participó Messi y el Barcelona, confiado, se dejó ir. Por momentos anduvo cerca del desastre cuando consideró equivocadamente que el partido estaba controlado en el segundo tiempo y no tardó en ver a Lucas Tousart aprovechando un mal despeje de Sergio Busquets para marcar el 2 a 1. El Camp Nou, helado, ni siquiera se acordó de cantar a la independencia de Catalunya como hace en cada partido mientras el Lyon se venía arriba apretando y generando una ocasión detrás de otra. Pero esta vez Messi apareció, vaya si apareció, para aplastar al rival con dos jugadas que solo están a su alcance.

La primera sirvió para establecer el 3 a 1 en el minuto 78 tras un eslálom dentro del área que mandó al piso a toda la defensa del Lyon, portero incluido, en el 81 puso un centro para que Gerard Piqué marcara el cuarto. Y no contento con ello, en el 86 se la dio a Ousmane Dembélé para que pusiera el quinto y cerrar el partido con un 5 a 1 por obra y gracia del rosarino, que marcó dos goles y repartió dos asistencias.

Fueron ocho minutos de vértigo en los que demostró por qué sigue siendo el mejor del mundo. Nunca había marcado dos goles y dado dos asistencias en un partido europeo hasta el miércoles. Lleva años cayendo en cuartos pero este año el rosarino juega para recuperar el trono mundial. Lo prometió y se muestra comprometido con la palabra dada al mundo. Y así es imparable, eso lo sabe toda Europa, que tiembla viendo como este año va a por todas.

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