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Sonhadores - Estados UnidosGOAL

Soñadores – La inolvidable campaña en el Mundial 2002 que definió el nivel del fútbol estadounidense

A pesar de todo lo que ha ocurrido en el fútbol estadounidense en los 23 años desde aquella Copa, todavía vale la pena preguntarse: ¿y si ese penal hubiera sido concedido? En el Mundial de 2002 no existía el VAR ni herramientas para revisar la jugada, pero no hay duda de que Torsten Frings tocó el balón con la mano. Imagina qué habría pasado si el árbitro hubiera pitado ese penal a favor de Estados Unidos en aquel momento, y no 23 años después.

Si eso hubiera ocurrido, si ese día hubiera sonreído la fortuna a la selección americana, aquella campaña legendaria podría haber llegado aún más lejos. Aun así, incluso sin el penal, la Copa de 2002 sigue siendo un hito decisivo para el fútbol de EE. UU. Fue el momento en que la selección realmente se consolidó, dejando su huella y abriendo el camino para todo lo que vendría después.

Ese fue el Mundial en el que Estados Unidos alcanzó los cuartos de final: su mejor actuación hasta la fecha. Sí, la Copa del Mundo de 1994 dio inicio a la era moderna del fútbol norteamericano, pero, en muchos sentidos, 2002 fue su punto más alto. Durante aquella campaña en Corea del Sur y Japón, EE. UU. avanzó más de lo que cualquier equipo estadounidense había logrado antes o después.

En el camino, derribaron a una superpotencia, vencieron a un rival temible en un partido histórico y, a lo largo del torneo, el mundo conoció nombres como Landon Donovan y DaMarcus Beasley, jugadores que definirían toda una generación.

Por eso, incluso hoy, tantos años después, el impacto de aquel torneo sigue siendo innegable. Aún marca el estándar más alto del programa de la selección masculina: un logro que el país no ha podido igualar. Fue el mejor desempeño de Estados Unidos en un Mundial y dejó una huella en todas las participaciones posteriores.

"Mostramos al mundo que podemos jugar", dijo el técnico Bruce Arena tras la derrota ante Alemania. "Aún no hemos llegado, pero hay un futuro brillante para el fútbol en Estados Unidos."

Preparando el terreno

USA goalscorer Brian McBride (2/L) celebrates hisGetty Images

Para comprender lo improbable que fue la campaña de 2002, primero hay que mirar lo que ocurrió antes. Aquel equipo se acercaba a la era moderna, pero todavía no la había alcanzado. Aunque la Copa de 1994 fue el impulso definitivo para el fútbol en EE. UU., todo empezó realmente en 1990, cuando la selección regresó al torneo tras 40 años de ausencia.

Fueron eliminados con facilidad, perdiendo los tres partidos y con un saldo negativo de seis goles. Ya en 1994, con el mundo observando, Estados Unidos tuvo un desempeño respetable como anfitrión, avanzando a los octavos de final y mostrando señales de crecimiento en un país donde el fútbol apenas comenzaba a ganar fuerza.

Luego llegó 1998. Con expectativas elevadas tras cuatro años de preparación, EE. UU. fracasó por completo en Francia, perdiendo nuevamente todos los partidos. Esto generó dudas inevitables: ¿había sido 1994 solo suerte? ¿Podría realmente Estados Unidos competir con la élite fuera de casa?

Parecía que otra oportunidad podría no llegar. Bajo el mando de Bruce Arena, el equipo inició un proceso de renovación, utilizando a 37 jugadores durante las Eliminatorias. La campaña estuvo rodeada de controversias, especialmente al final, cuando se desperdició una buena posición en la tabla con derrotas consecutivas ante México, Honduras y Costa Rica.

Dependían de otros resultados… y estos llegaron. Con una victoria sobre Jamaica en la penúltima jornada y un empate con Trinidad y Tobago en la última, Estados Unidos se clasificó, pero con enorme sufrimiento.

"La misión era simple", dijo el mediocampista Earnie Stewart a US Soccer en 2022. "Necesitábamos ganar nuestros partidos y luego esperar resultados que no estaban bajo nuestro control."

"Yo estaba simplemente aliviado por la clasificación," agregó Brian McBride.

Al llegar a Asia, el desafío sería gigantesco, empezando por Portugal. Y lo que sucedió en aquel partido se convertiría en uno de los choques más memorables en la historia del torneo.

La sorpresa entra en juego

US forward Landon Donovan (R) celebrates after scoGetty Images

La selección portuguesa de aquel partido inaugural estaba liderada por una generación dorada: Rui Costa, Luís Figo, Pauleta… todos grandes nombres del fútbol mundial. ¿La selección estadounidense? Nada comparable en estatus. Sin embargo, fueron los estadounidenses quienes celebraron la victoria, tras una de las actuaciones más memorables en la historia del equipo.

A los 4 minutos, Brian O’Brien abrió el marcador y, poco después, un gol en propia puerta de Jorge Costa amplió la ventaja. McBride firmó el tercero a los 36 minutos, dejando a Portugal atónita. Los lusos recortaron la diferencia en dos ocasiones, pero no fue suficiente: al final, en el Estadio de Suwon, el marcador decía EE. UU. 3 – 2 Portugal.

"Probablemente es la mayor victoria de la era moderna," dijo Bruce Arena.

Ese partido también marcó el debut en Copas del Mundo de dos jugadores que se convertirían en íconos de la selección: Landon Donovan y DaMarcus Beasley. Donovan, ganador del Balón de Oro en el Mundial Sub-17, tuvo un papel decisivo en el gol en propia puerta que dio aún más moral a los estadounidenses.

"Quedé sorprendido," confesó Donovan.

Beasley, por su parte, actuó por el lateral izquierdo y se consolidó como pieza esencial del equipo. Ambos jugaron los tres partidos de la fase de grupos, que incluyó un empate con Corea del Sur y una derrota 3-1 contra Polonia, con un gol de Donovan. Al final, Estados Unidos terminó segundo en el grupo, tres puntos detrás de Corea del Sur, mientras que Portugal, favorito, quedó eliminado.

Y entonces llegó el próximo desafío: México, el histórico rival, en el escenario más grande posible.

Dos a Cero

USA's Claudio Reyna (L#10), Carlos Llamosa (C#16)Getty Images

Si sigues a la selección de Estados Unidos, seguramente has oído el término “Dos a Cero”. Se ha vuelto legendario en el clásico entre Estados Unidos y México, y su apogeo llegó el 17 de junio de 2002, en Jeonju, Corea del Sur. Ese día, Dos a Cero se convirtió en mito.

Por primera —y hasta hoy única— vez en la historia de la Copa del Mundo, las selecciones se enfrentaban en eliminación directa, disputando un lugar en los cuartos de final. No estaba en juego solo un sueño mundialista: era cuestión de orgullo nacional. Una vez más, Estados Unidos se adelantó con un gol de McBride y mantuvo el control del partido. Donovan anotó a los 65 minutos y selló el destino.

Dos a Cero. Y un lugar en los cuartos de final.

"Yo entendía, incluso a los 20 años, que quizás nunca más jugaríamos contra ellos en una Copa del Mundo," dijo Donovan a ESPN. "Había un contexto histórico allí. Si era nuestra única oportunidad, queríamos dejarla marcada para siempre."

Ese logro transformó la rivalidad y permitió que Estados Unidos saltara al campo contra Alemania sin presión, con la confianza de haber hecho historia.

Eliminación polémica

Michael Ballack Oliver Neuville Germany 2002 World CupGetty Images

Hasta hoy, aquella jugada se recuerda como una de las mayores injusticias en la historia de los Mundiales. Y Estados Unidos fue la víctima.

Contra Alemania, con Oliver Kahn y Michael Ballack, los estadounidenses eran nuevamente los desfavorecidos. La ventaja alemana llegó al final del primer tiempo, pero EE. UU. demostró que estaba vivo, obligando a Kahn a realizar grandes intervenciones.

Y entonces ocurrió la jugada: tras un disparo de Berhalter, el balón tocó claramente la mano de Torsten Frings sobre la línea de gol.

Lo que pudo haber sido penalti y expulsión terminó siendo… nada.

"Fue 100% penalti," afirmó Bruce Arena. "Fuimos robados… controlamos el juego, habríamos ganado y llegado a la semifinal."

El mundo lo reconoció. Incluso Franz Beckenbauer señaló que Estados Unidos merecía avanzar. Oliver Kahn fue elegido el mejor en el campo, lo que demuestra que los estadounidenses realmente fueron una amenaza.

Incluso con la derrota, aquel partido dejó claro que EE. UU. podía competir entre la élite del fútbol mundial.

Legado eterno

Landon Donovan USMNT 2002 World CupGetty Images

Incluso ahora, 23 años después, Estados Unidos sigue buscando repetir aquel logro. Ninguna otra campaña llegó tan lejos ni tuvo tanto impacto. Aquella fue, sin duda, la presentación definitiva de los estadounidenses al fútbol mundial.

Landon Donovan, elegido mejor jugador joven del Mundial, se convirtió en símbolo de su generación junto a DaMarcus Beasley. McBride, Reyna y el portero Brad Friedel pasaron a la historia como leyendas, mientras Bruce Arena, el entrenador más exitoso en la historia de la selección, pavimentó el camino.

Gregg Berhalter asumiría después el mando, llevando nuevamente a EE. UU. al escenario mundial en 2022, aunque sin alcanzar el hito de 2002.

Con la Copa del Mundo de 2026 en casa, el torneo de 2002 sigue siendo la referencia. Para avanzar en un Mundial, hay que derribar gigantes —y los estadounidenses demostraron que pueden hacerlo.

Quizá la suerte sonría otra vez en 2026. El técnico Mauricio Pochettino estableció los cuartos de final como meta mínima para el torneo en territorio americano.

Hasta entonces, 2002 permanecerá en la historia, no solo por lo que Estados Unidos logró, sino por cuánto creció el fútbol en el país a partir de allí.

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