GoalCorren tiempos curiosos, cuando menos, por el Botxo. Por una parte, la junta directiva comienza a dar sus últimas cabezadas, ahora que tiene fecha de caducidad, al menos con Elizegi al frente. No es que no les queden fichas que mover por el tablero, pero la masa social y los aficionados ya están a otras cosas. Asuntos como el de descifrar quiénes querrán dar un paso al frente para presentarse a comandar la cada vez más compleja nave rojiblanca.
Digo que corren tiempos curiosos, porque también el equipo tiene algo desorientados a los que desde las gradas y los televisores gozan y sufren con él. La plantilla del Athletic vive desde hace casi un lustro una transición que no acaba de cerrarse. Algunos de los activos que de forma natural podrían haber engrosado las filas de los leones no han llegado nunca, tal es la inexperiencia e impericia de esa dirección deportiva que se irá con viento fresco del brazo de Aitor Elizegi.
Aun así, el rescate que logró llevar a cabo Garitano del naufragio al que tenía abocado al equipo Berizzo y la cartesiana racionalización de la idea de Marcelino están manteniendo con dignidad competitiva a los de San Mamés. Ha habido picos de los que presumir y también valles en los que enjuagar las lágrimas, pero mal que bien, la nave va.
Sin embargo, resulta un ejercicio de fe destinado para los muy rojiblancos creer que se puedan alcanzar cotas ilustres. Es en el terreno de nadie donde da la sensación de que terminará su andadura también esta temporada para los bilbaínos. La acuciante falta de gol a la que no pocos restan importancia, es la alarma que en forma de sirena lleva sonando desde que Aduriz comenzó su declive físico. Y es que no ha habido recambio para el donostiarra, ni se le espera, desgraciadamente.
A Ziganda lo relevó Urzaiz y a este, Llorente. Al reciente fichaje del Eibar le recogió el testigo Aduriz. Y entre todos ellos fueron capaces de marcar, solo en Liga, 406 goles en 1197 partidos. Eso supone una media de 0,34 tantos por partido solamente con los delanteros centros; sin tener en cuenta a los Valverde, Guerrero, Etxeberria, Ezquerro y compañía, que es mucho dejar fuera de la ecuación.
Desde la marcha de Aritz Aduriz, Iñaki Williams ha sido capaz de lograr 9 dianas en 48 choques (0,19 por encuentro). Y Raúl García, por poner otro ejemplo de jugador que ha visto puerta, ha hecho 7 tantos en 43 partidos (0,16 de media).
Resulta muy complicado pensar en que este Athletic post-Aduriz pueda alcanzar competición europea vía Liga. Números cantan. Las veces que los rojiblancos se clasificaron para la UEFA, la Europa League o la Champions League a través del pasaporte liguero desde la llegada del Ziganda jugador a la marcha de Aduriz, perforaron la meta contraria en una media de 59 goles por temporada (1,55 tantos por encuentro). Entre lo que va de la presente campaña y la anterior, el Athletic contabiliza 56 tantos en 56 partidos (1 por choque).
Que se está defendiendo mejor está claro y es un dato muy positivo, pero pensar en que con más de medio gol menos marcado por partido se puede viajar por el Viejo Continente, es una quimera. Sobre todo, teniendo en cuenta que es más sencillo que un buen equipo defensivo tenga una mala racha atrás, que un conjunto sin gol se muestre exuberante de repente.
Por si fuera poco, no aparece relevo alguno que lleve el gol en el ADN. Si este Athletic quiere aspirar a cotas más altas, la próxima junta y el nuevo director deportivo tendrán que pensar dónde comprar al goleador que acabe con este cuello de botella tan preocupante. ¿Están seguros en Donosti de tener a todos sus chicos atados y bien atados?
Lartaun de Azumendi