Xherdan Shaqiri Stoke City Premier LeagueGetty Images

Shaqiri, el 'Messi de los Alpes'... que no fue

“Espero que Puma no fabrique condones”, bromeó Xherdan Shaqiri, después de un 0 a 0 frente a Francia, por el grupo A de la Eurocopa 2016. Ese día, cinco jugadores suizos tuvieron que cambiar su camiseta por romperse durante el partido tras diferentes forcejeos. El delantero, al terminar el juego, intentó desdramatizar el hecho, haciendo bromas en la televisión, buscando sonrisas ajenas. La misma intención tuvo poco después de fichar en Inter, de Milán, cuando anunció su soltería por Facebook. Su filosofía parece ser incuestionable: Shaqiri, quien vivió el horror cuando era pequeño, quiere disfrutar al máximo la vida, buscando la intensidad, y eligiendo qué es realmente importante y qué es realmente una nimiedad. Así lo hace en el campo de juego y fuera del mismo. Así, al cabo, sus años parecen durar más que otros años. Como que él no lleva en su muñeca el famoso reloj suizo, sino que tiene su propio reloj del tiempo...

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Con apenas 26 años, disputa su tercera Copa del Mundo. La estadística impresiona como su técnica. En Sudáfrica 2010, acudió a la máxima cita sin haber jugado las Eliminatorias. A Brasil 2014, llegó siendo la máxima estrella del plantel. Allí, en tierras sudamericanas, le marcó un hat-trick a Honduras para clasificar a los octavos de final (eliminado luego por Argentina). En ese entonces, ya se había ganado el prestigio que aún mantiene: no son pocos los que consideran que es el mejor jugador que vistió alguna vez la camiseta de Suiza. De hecho, por eso, no tardaron en denominarlo “El Messi de los Alpes”. 

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Shaqiri ps

Ahora bien: Shaqiri, paradójicamente, no es suizo. Él nació en Kosovo, y sus padres lo hicieron en Albania. Cuando tenía apenas dos años, su familia huyó de las bombas (guerra de los Balcanes) y se trasladó a Augst, donde pudo obtener la nacionalidad helvética. “Me siento muy orgulloso de llevar la cruz suiza en el pecho”, manifestó más de una vez. Sin embargo, no olvidó su pasado: sus botas tienen bordadas las banderas de Albania y Kosovo, además de la de su país de adopción.

Su vida veloz se puede comprender también desde su trayectoria: a los 16 años, debutó en Basilea, y a los 18 le hicieron un contrato profesional; a los 20, debido a su buen rendimiento (ya era considerado el mejor jugador helvético), pasó a Bayern Munich, donde, en su primera temporada, se regocijó ganando la Supercopa de Alemania, la Bundesliga, la Copa de Alemania y la Champions League; en enero de 2015, apareció en Inter para jugar en otra de las ligas más importantes de Europa; y, en julio del mismo año, aterrizó en la Premier League para defender los colores de Stoke City, con el que descendió en la pasada temporada. Este viernes le dio a Suiza un triunfo clave frente a Serbia en el Mundial de Rusia 2018. 

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